AMADO CARBONELL SANTOS
El
mundo de las investigaciones ufológicas siempre ha estado rodeadas de falsos
testimonios e invenciones mediáticas, ya hayan sido creadas para llamar la
atención de la población ó encubrir algún experimento militar llevado a cabo de
forma secreta. Este es uno de los casos en los que se podría decir que se
engañó a la población, para apartar la atención del público en medio de una
crisis política soviética en plena guerra fría
o una transición que tenía que ser producida de forma sutil, ya que como
decían los sabios de la CIA: No hay mejor forma para encubrir una verdad, que
mostrándola como ciencia ficción.
El
5 de mayo de 1983, en la región militar Transcaucasia fue avistado un objeto
volador no identificado por dos aviones de las fuerzas aéreas soviéticas. Los
pilotos informaron del contacto con el artefacto y desde el alto mando del
cuartel de Transcaucasia se ordenó lanzar un misil Tierra-Aire para perseguirlo
y derribarlo. Los cazabombarderos se desviaron de la trayectoria del ovni para
no ser alcanzados por la onda expansiva del misil. Según los informes el arma
impactó directamente en el objeto, desviándolo 50 grados de su trayectoria y
haciéndolo visible en la pantalla del radar, donde mostrada que descendía de
forma lenta y aparentemente controlada hasta tomar tierra en una zona de
montaña cercana a Nálchik. Según algunos testigos presenciales, del objeto
surgieron algunos seres que calificaron como alienigenas que tuvieron contacto
directo con ellos. Dichos testigos, pocos días más tarde se dirigieron a Moscú,
donde previamente habían puesto sobre
aviso a diversos periódicos y cadenas de televisión locales para informar sobre
lo ocurrido y de cómo habían vivido la experiencia de ese supuesto contacto con
seres de otro mundo.
Al mismo tiempo, un grupo de turistas que habían
pasado por la zona del aterrizaje forzoso del objeto unos días más tarde al
contacto con los lugareños, encontró lo que parecía una nave espacial apoyada
en las llanuras de las montañas de Nalchik, dirigiéndose a Moscú para informar
del extraño artefacto, pero que no habían encontrado indicios de presencia
humana o de los tripulantes de la nave.
Un
grupo de experimentados ufólogos soviéticos se aproximaron a la zona donde se
encontraba el ovni dañado una semana más tarde pero en un principio no pudieron
encontrar nada. Escudriñaron toda la zona para hallar restos, huellas o algo
que les pudiera servir de prueba. Finalmente encontraron el supuesto objeto,
alegando que su apariencia era muy tosca, de forma cónica con varias escotillas
acristaladas y diversas toberas que parecían restos de cohetes usados en las
pruebas espaciales soviéticas.
Vadim Chernobrov (Foto: torsionfraud.narod.ru) |
Durante
el año 1994, Chernobrov era un reconocido científico e investigador que había
ido recopilando más datos y detalles extraños del caso del ovni de las montañas
de Nálchik. En los informes secretos recopilados por la antigua KGB en Moscú,
se menciona que los oficiales de alto rango ordenaron que el objeto original,
que había sido derribado por la fuerza aérea soviética fuera trasladado a una
de las bases secretas cercanas a Moscú. Algunas fotografías obtenidas por
Marina Popovich mostraban un objeto de forma cónica, con una altura de 8
metros, con formas onduladas y diversas escotillas. La parte superior parecía
una pirámide con su superficie quemada por el impacto y explosión del misil.
Uno
de los periodistas rusos más reconocidos en esos momentos, Vladimir Lagovsky
estaba intrigado por la falsificación creada y se preguntaba cómo era posible
que alguien pudiera ser engañado con ese artefacto tan burdamente
manufacturado, pensando que podría ser una nave de origen alienígena. Pudo
determinar que un objeto había sido trasladado en camiones del gobierno
soviético hasta una de las bases de Mitische, en las afueras de la ciudad de
Moscú. Las fuentes informantes de Lagovsky alegaron que el principal propulsor
del objeto utilizaba radiación de Neutrinos que según los científicos recogía
mientras viajaba por el espacio.
Victor
Kostrikin, un vidente reconoció haber mantenido diversos contactos extra
sensoriales con entidades alienígenas, que habían llegado a nuestro mundo con
un vehículo que había sido golpeado por un objeto, que estalló y les hizo
descender entre unas montañas que ya habían visitado anteriormente, habiendo
mantenido contacto visual con dos seres humanos. Este tema del contacto en las
montañas, lo abordaremos un poco más adelante en este mismo artículo.
Chernobrov
tenía amigos influyentes en uno de los diversos institutos de investigación
secreta, que llevaba a cabo diversos estudios de temática similar. Estos le
facilitaron mucha información sobre la que basó uno de los artículos publicados
en el periódico Chetvertoye Izmereniye i NLO (numero 12, en 1996). Conocían muy
bien su curiosidad por la naturaleza del fenómeno ovni y le citaron para
mostrarle una curiosa grabación en un local donde pudieran hablar con
tranquilidad y fuera de miradas molestas. Dicha grabación se había enviado a
uno de los laboratorios del instituto secreto donde trabajaban los conocidos de
Chernobrov para ser analizada. Lamentablemente cuando la URSS se desintegró la
cinta permaneció oculta dentro de uno de los cajones donde habían embalado
diversos informes y estudios sobre pruebas experimentales.
Durante
algunos años, mientras la comisión política de la URSS se desintegraba, los
institutos de investigación fueron cambiando de directivos y jefes de grupo sin
darse cuenta de lo que tenían entre manos. No fue hasta 1995 cuando la
filmación volvió a ver la luz y uno de los líderes del grupo de investigación
solicitó permiso para ver qué es lo que contenía el celuloide. Se montó en un
proyector y se enfocó hacia una de las paredes de la sala del laboratorio, la
imagen de un rostro humanoide de grandes ojos oscuros que en la mano portaba un pequeño objeto cilíndrico
que mostraba a la cámara. La persona que
grababa cayó al suelo, mostrando la imagen de una vaca que estaba agonizando,
temblando y respirando con dificultad. El cámara volvió a incorporarse y
enfocando con pulso tembloroso captó la imagen del ser caminando hacia un
objeto cónico que se sustentaba a pocos centímetros del suelo mientras era
escoltado por un hombre vestido con ropajes militares. El humanoide entró en el
objeto, que se cerró con una compuerta en forma de membrana y lentamente fue
elevándose hasta que la cámara lo perdió de vista. El objetivo enfocó a
diversos soldados que rastreaban la zona donde se había detenido el artefacto y
se agachaban para recoger diversos objetos. En ese momento la película
terminaba y los asistentes comprendieron que lo que tenían entre manos era más
serio de lo que pensaban y decidieron no revelar lo que habían visto a nadie.
Cuando
Chernobrov visualizó la cinta no podía salir de su asombro y les preguntó de
dónde había salido, pero desconocían la procedencia del cuerpo militar que
realizó la filmación, aunque alegaron que había la posibilidad de que
existieran algunas grabaciones más sobre el objeto de Ordzhonikidze en la base
militar secreta 67947.
Un
militar soviético de alto rango contactó directamente con Chernobrov y le
comentó que estaba dispuesto a que se conociera toda la verdad de los hechos
acaecidos en mayo de 1983. Le contó que entre los años 1985 y 1987 una
productora de Hollywood había estado rodando una película sobre un grupo de ciudadanos soviéticos que contactaban
con entidades alienígenas. La Inteligencia Soviética se hizo con algunas partes
de dicha película (desconocemos si fue adquirida mediante compra o robo de la
misma) las cuales fueron enviadas a Moscú. Los soviéticos necesitaban conocer
de primera mano cuanto sabían los
Yankees sobre las medidas de alta seguridad soviéticas y los métodos de
actuación en situaciones extremas, pero jamás llego a finalizarse la grabación
de dicho largometraje, ya que las situaciones políticas entre EEUU y la URSS
habían mejorado y no se debían volver a encender las antorchas de la
desconfianza. El militar dio a entender a Chernobrov que la cinta que le había
mostrado del alienígena ante las cámaras había sido una creación ficticia de
los estadounidenses, aunque nunca se hallaron pruebas del origen de la filmación
ni quien fue su autor original.
Hay
una opinión muy distinta de todo este caso y es la que dio Mikhail Gershtein al
investigador y periodista Paul Stonehill (co-autor del libro en el que está
basado este artículo), alegando que en 1983 no se derribó ningún objeto volador
y todo lo que envolvía al caso del
objeto de Ordzhonikidze, fue orquestado por el propio Victor Kostrikin para dar
publicidad a su negocio de reputado vidente.
Retomando
el caso del contacto del ser alienígena con seres humanos en las montañas, el
biólogo ruso B. Borisov se encontraba junto a su esposa, en una de las grietas
de los montes cercanos a Nálchik durante el verano de 1983, más concretamente
el 1 de Julio de ese mismo año. Mientras exploraban la flora del lugar, su esposa
advirtió que alguien les estaba observando a sus espaldas. Los dos se dieron la
vuelta y a poco mas de 200 metros vieron a dos seres de gran estatura que les
observaban, ella insistió a Borisov para que regresaran y empezaron a correr
hacia el camino donde habían dejado su automóvil, el miedo les inundó cuando
advirtieron que aquellos seres les perseguían dando grandes zancadas a través
de la grieta hasta que se detuvieron, observando cómo desaparecían entre la
maleza. La pareja subió a su vehículo y arrancaron a toda velocidad hacia la
capital. Catorce años después la revista NLO (número 7, 1997) publicaba su
experiencia, pero jamás sabremos si ellos también fueron títeres del teatro
ideado por Víctor Kostrikin, o si realmente ese objeto fue derribado por la
fuerza aérea y todavía Rusia tiene en su poder lo que podría ser el Roswell
ruso de los años 80.
Texto basado en el libro: Expediente Soviet UFO, de Philip Mantle y Paul Stonehill. Ed.: Nowtilus
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