Amado Carbonell Santos
Foto: Whatculture.com |
¿En cuántas ocasiones hemos oído hablar del incidente Roswell? Es uno de los casos más conocidos del fenómeno OVNI, pero no debemos olvidar que ha habido otros muy similares, e incluso más importantes, registrados en EE.UU., así como en otras partes del mundo.
El 21 de mayo 1953, seis años después del caso Roswell, se
registró un nuevo incidente que desencadenaría en el accidente de tres objetos
voladores no identificados en la región de Kingman (Arizona, USA). Según la
comunidad ufológica, este incidente ha sido descrito como uno de los casos OVNI
más reales, aunque los datos de este accidente no verían la luz hasta 1973,
donde uno de los ingenieros civiles que trabajaba en las instalaciones de la
zona de ensayos atómicos de Nevada, lo hizo público mediante uno de los
periódicos de tirada nacional.
Dicho ingeniero se presentaría como Arthur Stansel, el cual,
estando ya retirado, explicaría a la prensa que en 1953 estaba destinado en la
base militar Indian Springs (Nevada), la cual actualmente fue denominada como
Creech Air Force Base (CAFB), y que junto con un grupo de medio centenar de
científicos que abarcaban varias ramas del estudio de la física nuclear, fueron
llevados en vehículos de las fuerzas armadas estadounidenses a lo largo de un
trayecto que duró cerca de cuatro horas a través del desierto.
Las instrucciones recibidas por el equipo científico de
Indian Springs, concretaban que la misión principal era recuperar los restos de
un avión experimental que según el registro radar, se habría estrellado a una
distancia de 13 kilómetros al nordeste del aeropuerto del condado de Kingman,
sito en el desierto de Arizona.
El convoy no llegaría a la zona de impacto hasta el día 22 de
mayo, es decir, el día siguiente al registro del accidente del supuesto avión.
Según indicaba Stansel, en la zona del incidente se
encontraban restos de tres aparatos estrellados. Dos de ellos estaban prácticamente
destruidos, a excepción del tercero, que parecía estar en perfecto estado,
aunque se encontraba incrustado en el suelo de arena, habiendo dejado un largo
surco antes de quedar totalmente parado. En la descripción del mismo, se
indicaba que el objeto era de forma ovalada, con un diámetro de 2,5 metros, y
una altura de poco más de 1 metro.
Las mediciones que se realizaron en base al accidente del
tercer objeto, determinaron que la velocidad de vuelo en el momento de tocar
tierra era de aproximadamente 1947 Kilómetros/hora, lo cual les sorprendió en
gran medida ya que no mostraba daño alguno tras el impacto.
En el informe redactado, se hacía mención a la presencia de
una potente emisión electromagnética registrada en la zona de Kingman, donde
meses antes había sido instalada una red de radares de alta ganancia. Esta red
habría sido denunciada por los residentes de la zona, a causa de que las
emisiones estaban generando muchos problemas de salud, como jaquecas y mareos,
así como también estaban provocando la muerte de múltiples animales de la fauna
local, siendo las aves las más afectadas por la radiación de dichos equipos.
Esa misma radiación podría haber dañado los sensores de navegación de aquellos
tres objetos, provocando de forma indirecta aquel incidente.
Los restos de las tres naves serían llevadas a las
instalaciones de la base aérea de Wright-Patterson, que en aquellos momentos se
encontraba en fase de construcción, en la región de Dayton (Ohio, USA).
Otro de los científicos asignados para la recuperación de los
restos junto a Arthur Stansel, fue el ingeniero metalúrgico Leonard
Stringfield. Según sus apuntes, el metal del fuselaje de aquellas naves era sin
duda un material que no había sido fabricado en la Tierra, ya que su
composición era totalmente ajena a los metales y aleaciones conocidas en la
época.
Stansel indicó que ayudó a Stringfield a eludir a los
policías militares que custodiaban una pequeña tienda de campaña alejada de las
instalaciones de análisis de los vehículos estrellados. En ella pudo ver cuatro
cuerpos de pequeña estatura, 1,2 metros de altura, que vestían monos
metalizados y su piel en manos y cráneo era de color pardo.
Algunos testigos que hablarían posteriormente sobre el
incidente Kingman, puntualizarían que no se encontraron cuatro cuerpos en el
lugar del accidente, sino que se encontraron cinco. El quinto, supuestamente,
habría sobrevivido al impacto.
En la década del año 2000, uno de los pilotos que realizaban
pruebas de vuelo experimentales, indicó en una de las entrevistas realizadas a
los testigos supervivientes del incidente Kingman, que en el año 1960 fue
destinado a la base de Groom Lake(Nevada) [también conocida como Área 51], para
el estudio de los restos de la nave intacta del accidente del ´53. Aquel piloto
se presentaría como William (Bill) Uhouse.
En las declaraciones realizadas, destacó que durante su
estancia en el Área 51, tuvo al menos una decena de entrevistas con el ser
superviviente del accidente de Kingman, al cual, el personal de la base le
había puesto el apodo de J-Rod. El dato más intrigante (y preocupante) de los
contactos con este ser, según Uhouse, era que J-Rod hablaba perfectamente en
inglés, y colaboraba activamente con el piloto, otorgándole indicaciones
precisas y colaboración activa sobre la investigación del material de la nave,
y realizando trabajos de ingeniería inversa en base a la tecnología que se
encontraba dentro del OVNI. Esto significa que son una especie que se adapta en
pocos años, no solo a las condiciones climáticas del planeta, sino también para
comunicarse con las personas que entran en contacto habitual con él.
Actualmente se desconoce realmente el paradero de este ser
conocido como J-Rod. Algunos testigos como el biólogo Dan Burisch, explicaba en
otra de las entrevistas que formaba parte del equipo de estudiar la morfología
y evolución biológica de los cuatro cadáveres del accidente, así como también
de mantener vivo al propio “huesped”, que según Burisch, vivía en una estancia
subterránea acorazada del Área 51.
Nadie sabe a ciencia cierta si estos relatos son reales, si
alguna vez hubo naves alienígenas en el Área 51, o simplemente si es una
invención más de los amantes de la teoría de la conspiración que buscaban su
minuto de gloria. Pero si indagamos en la información sobre este tema, en
algunas de las entrevistas, tanto Uhouse, como Burisch o el propio Stansel
desconocen el paradero actual del ser conocido como J-Rod, algunos dicen que
falleció en la propia base de Groom Lake, y otros que fue directamente
“silenciado” por agentes del gobierno... pero si coinciden en que este ser
alienígena fue clave para el rápido desarrollo tecnológico que hubo tras la época
de la guerra fría y las misiones Apolo, donde la informática, la metalurgia y
la era aeroespacial vivían un boom que crecería exponencialmente hasta nuestros
días.
Por supuesto, el séptimo arte no dejaría pasar la oportunidad
de mostrar en la gran pantalla al personaje alienígena de J-Rod, por ejemplo en largometrajes de
ciencia-ficción como PAUL (2011), Area 51 (2011) o El misterio de Roswell
(1994) entre otros.
Fuentes:
-col2.com – El incidente OVNI de Kingman
-Marcianitos verdes: JROD, las teorías de la conspiración del
Área 51.
-Lared.cl – El gris que colaboró con Estados Unidos.