Esther Calvo
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Pedro Szekely from Los Ángeles. USA. Gold Museum, Bogotá wikipedia.org
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Bogotá, nombre de la capital de Colombia, proviene de la palabra bacatá, un vocablo chibcha que
significa “campo para sembrar”. Dicha localidad se encuentra en el departamento
de Cundinamarca, a 2.625 metros sobre el nivel del mar. Situada en lo que
geológicamente se llama el altiplano cundiboyacense. En esta ciudad, se encuentra el Museo del Oro, en cuyas instalaciones se
puede recorrer el pasado de los pueblos precolombinos, entre otros, los chibchas o muiscas.
Para quien desconozca la historia precolombina, esta se
divide en el periodo premuisca, etapa en la cual llegarían los primeros
pobladores desde Centroamérica al altiplano cundiboyacense, se estima que hace
18.000 años, aproximadamente. De acuerdo con los yacimientos arqueológicos,
esta época comprende diferentes periodos de ocupación humana:
Periodo Paleoindio: Como se ha apuntado antes, los primeros pobladores llegaron desde Centroamérica, entre el Pleistoceno tardío e inicios
del Holoceno, se corresponde con el
periodo arcaico de América. En el
yacimiento de Tibitó (Tocancipá), a 47 kilómetros de Bogotá, se ha hallado un sitio de
matanza de megafauma pleistocénica. Estos grupos humanos se asentaron
principalmente al interior de abrigos rocosos, sobreviviendo gracias a la caza
del caballo americano, el venado gris, y especies menores como el armadillo, el
zorro cangrejero y el perro de monte.
Periodo Paleoarcaico: Con el inicio del Holoceno, hacia el 10.000 AC, se
extinguieron los mastodontes y el caballo americano. La temperatura y la
humedad aumentaron, favoreciendo el incremento de bosques de encenillo y roble
colombiano, que desplazaron la zona de páramo entre 300 y 400 metros, hacia
alturas superiores a 3600 metros. En ese momento, los grupos humanos empiezan
a darle mayor importancia a la recolección, y se inicia la domesticación del
curí o conejillo de indias.
El sitio arqueológico de "El Abra", entre Tocancipá
y Zipaquirá, revela vestigios de una cultura conocida como
"abriense", de la cual se han hallado restos a lo largo de una amplia
zona geográfica, incluso hasta las riberas del río Magdalena. Esta cultura,
cuya antigüedad está calculada en unos 12.000 años, habitaba abrigos rocosos,
pero no de forma permanente, sino ocasional.
Periodo Herrera: Se trata de un grupo humano agroalfarero que ocupó un extenso
territorio. De este período se ha encontrado cerámica pintada con motivos
geométricos y restos de pequeños caseríos sobre terrazas artificiales. También
se constata el progreso de las prácticas agrícolas, en especial el cultivo del
maíz y la domesticación del Pisco o Pavo americano. Se encuentran grandes
vestigios de la Cultura Herrera-Prechibcha en los alrededores de la ciudad de
Tunja y el valle de Hunza.
Civilización muisca: Entre el 500 AC y el
800 dC., llegó una nueva oleada de pobladores al altiplano, cuya presencia está
indicada por cerámica pintada y por obras de adecuación agrícola y de vivienda.
Estos nuevos pobladores eran los muiscas, (el significado de esta palabra en
chibcha quiere decir hombre o gente),
pertenecientes a la familia de lengua chibcha. En el ámbito académico ha
sido aceptada la idea de que el término chibcha se emplea para designar a la
familia lingüística de la cual los muiscas forman parte, aunque, en el ámbito
popular, «muisca» y «chibcha» siguen siendo términos sinónimos, de amplio y
extendido uso.
Al parecer los muiscas se integraron a la población que ya
habitaba el territorio. La familia de pueblos chibchas incluye a los indígenas
de la Sierra Nevada, Santa Marta, (Kogui,Ijka,Wiwa y Kankuamo) y la vertiente
de la Sierra Nevada del Cocuy (U’wa, o Tunebos, y Guanes ), además de los
Laches entre otros. El territorio del actual departamento de Cundinamarca fue
ocupado por una gran variedad de culturas: muiscas, panches, tapaces
o colimas, muzos y otras tribus.
La transición entre el "Período Herrera" y el
poblamiento muisca se dio de forma paulatina, ya que en algunas zonas
coexistieron por algún tiempo. Finalmente se generalizó la cerámica que se
asocia con los muiscas, al menos en el departamento de Cundinamarca, en un
territorio mucho menos extenso, pero eventualmente más densamente poblado que
el del "Período Herrera", en particular durante el período muisca
tardío (1200 a 1600 d.C.). Este panorama, en el que el territorio de
Cundinamarca fue ocupado por varios grupos, coincide con el que se registró en
el momento de la llegada y colonización de los europeos.
El mito de El Dorado: Cada año, el cacique de Guatavita, celebraba una ceremonia en
la cual cubría su cuerpo con una sustancia viscosa y se aplicaba oro en polvo, el Hombre Dorado, le llamaban.
Dispuesto y solo en una balsa, era transportado al centro de la laguna de Guatavita. Una vez allí se sumergía dejando
una bellísima estela dorada que cubría toda la laguna, esta ceremonia dedicada a la divinidad, fue el
origen del mito de El Dorado. Corrió entre los españoles la leyenda de una
ciudad dorada, con piedras preciosa y riquezas inimaginables. La codicia de los
soldados pondría en marcha muchas expediciones a la búsqueda de la fabulosa
ciudad. Recordemos la famosa odisea de Lope de Aguirre “El Loco”, a quien se
acusó de ejecutar violentos asesinatos selectivos para lograr ser el líder de uno de los viajes en busca de El Dorado.
También encabezó una rebelión contra la monarquía española, razón por la cual
fue asesinado en Barquisimeto, la actual Venezuela.
Dios o civilizador: La religiosidad de los indígenas contemplaba varios dioses
uno de ellos fue Bochica. Según este mito, desde los llanos del Oriente llegó a
la Sabana de Bogotá, hace mucho tiempo,
un hombre desconocido, de piel blanca y ojos azules, con el cabello y la barba
larga hasta la cintura, cogida la cabellera con una cinta, con los pies
descalzos, y vistiendo una manta o túnica hasta las pantorrillas, atada con un
nudo sobre el hombro derecho. Entró por el pueblo de Pasca, y de allí pasó a
Bosa, donde se le murió un camello que traía, cuyos huesos conservaron los
muiscas. Este hombre, conocido como Bochica, recibió otros nombres, como Chimizapagua
(que quiere decir «mensajero de Chiminigagua»), Nemqueteba y Xué.
Bochica les enseñó a los muiscas a hilar algodón y tejer
mantas, pues antes de esto, se cubrían con unas planchas burdas de algodón en
rama, atadas con cordezuelas de fique. Desde Bosa fue a Fontibón, Funza y
Serrezuela (actual Madrid, Cundinamarca) y Zipacón, desde donde tomó rumbo hacia
el Norte. En Cota duró algunos días enseñando a un gran número de gente de
todos los pueblos vecinos. Allí habló desde un promontorio alto, al que le
hicieron un foso alrededor de más de dos mil pasos para que la gente no lo
atropellase y pudiese hablar libremente. En ese sitio hicieron después un
santuario. Por las noches, dormía Bochica en una cueva a las faldas de una de
las montañas que circundan a Cota. Después prosiguió su viaje hacia el
Nordeste, hasta llegar a la provincia de Guane, en el actual departamento de Santander y desde Guane se volvió hacia el Este y entró en la provincia de
Hunza actual Tunja en donde continuaría
su labor de enseñanza y guía espiritual, para luego dirigirse al valle de
Sogamoso en donde desapareció.
“Los muiscas: la
historia milenaria de un pueblo chibcha”
“En mayo de 2019, Carl
Henrik Langebaek Rueda, antropólogo y vicerrector académico de la Universidad
de los Andes, presentó su libro Los Muiscas: la historia milenaria de un pueblo
chibcha. “Aunque las condiciones de trabajo de los muiscas para sobrevivir
fueron difíciles, según muestran sus restos óseos, este grupo indígena del
altiplano, nunca tuvo problemas de desnutrición.
En este libro, el autor intenta desmontar mitos alrededor de
una cultura de la que poco se conoce. Se dice que la población indígena tenía
problemas de alimentación, un alto nivel de enfermedades y que tenían una
organización en la que unos caciques ejercían el poder.
Sin embargo, en ‘Los Muiscas’ se evidencia una diversidad de
productos además del maíz que confirmarían que no sufrieron problemas de
nutrición. Se nombra por ejemplo a la papa, los fríjoles, tubérculos, ahuyama,
calabaza y una variedad de plantas. Sobre la comida de origen animal se halló
el consumo de peces, curí, venado y aves.
“En la sociedad muisca había un proyecto colectivo y los
líderes trabajaban en torno a intereses comunales. Langebaek explicó que había
diferencias sociales, pero no el abuso por parte de unos pocos.”
Además, se resalta una estricta división de género en el
trabajo y algunos entierros dejan entrever un prestigio notable de algunas
mujeres y un sistema de filiación a través de la madre.
En Cundinamarca y Boyacá alcanzaron a habitar entre 4 y 8
millones de personas del pueblo muisca. Los primeros llegaron desde antes de la
aparición de la agricultura y la cerámica, provenientes de sociedades
centroamericanas que se desplazaron hacia Suramérica y se mezclaron con
habitantes de esa región.
Los muiscas no han desaparecido. Los recientes estudios
indican que se transformaron en campesinos y se mezclaron con población de
origen europeo. De hecho, durante la conquista este grupo transformó
completamente su mundo, cuando las élites indígenas se incorporaron al mundo
colonial.
De la mano de la arqueología, el autor describe el origen
genético, la cultura y costumbres para acercar estos conocimientos y entender
los orígenes de esta parte de la sociedad colombiana. El libro deja ver también
las herencias de ese grupo en la organización de hoy: pautas de alimentación,
costumbres y formas de ver el mundo.
Fuentes:
*https://uniandes.edu.co/es/noticias/historia-lenguaje-y-cultura/los-muiscas-un-viaje-a-nuestros-origenes
*https://es.wikipedia.org/wiki/Muiscas
*Los Muiscas: la historia milenaria de un pueblo. Autor: Carl Henrik Langebaek Rueda.