LA REALIDAD OCULTA

TE INVITAMOS A VIAJAR CON NOSOTROS A TRAVÉS DE LA LÍNEA DIVISORIA QUE
SEPARA LA REALIDAD DE LA FANTASÍA.
José María Ibáñez.

jueves, 19 de julio de 2012

LA LUNA: NUESTRA GRAN DESCONOCIDA

AMADO CARBONELL SANTOS


Solo el tiempo puede enseñarnos que es verdad y que es leyenda, porque desde el principio de los tiempos, cuando el hombre alzó la mirada hacia el cielo y contempló las estrellas supo que algo grande y que no alcanzaba a comprender, había más allá de las nubes.

Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha contemplado a nuestro satélite como al exótico, lejano y desconocido, y desde el hombre prehistórico la Luna tuvo una gran influencia en las noches de cacería, iluminando los senderos y las zonas donde estaban sus presas, de este modo podía dar alimento a su familia y a su poblado, cobijado bajo el blanco manto de la Luna llena. Desde esos momentos la Luna comenzó a ser conocida como la Madre del Cielo que nos protegía y guiaba en la oscuridad de la noche.
(Foto: wikipedia.org)

Nuestro satélite es responsable de la crecida y bajada de las mareas de todo el globo, creando así un ciclo de corrientes que lleva peces y nutrientes, a las zonas donde sobrevivían con la pesca de los víveres que obtenían de mares y océanos. Al fin y al cabo, el nombre de Madre del Cielo no era tan erróneo.

Para los egipcios, la Luna marcaba los meses y las cosechas así como los momentos propicios para realizar rituales y liturgias de purificación, abundancia, buenas cosechas, bendición de los Dioses... Para ellos, la Luna nueva simbolizaba el inicio de un nuevo mes y un nuevo comienzo para el pueblo del faraón.

En la cultura Celta, la Luna llena marcaba los Esbats, celebraciones rituales donde las gentes de Irlanda se reunían alrededor de una gran hoguera y ofrendaban a la Gran Diosa del Cielo una parte de uno mismo, a través de la meditación y el recogimiento espiritual cada mes del año, ya que al ir avanzando los meses, las estaciones van cambiando el curso de la naturaleza y la forma de vivir en ella. Algunas de estas celebraciones también se realizaban en la fase de la Luna nueva, siendo estas conocidas como Esbats de Luna nueva.

En la época del Imperio Maya la Luna influía con gran fuerza en las creencias de los gobernantes y sus súbditos, como una gran jerarquía impulsada por las señales de los Dioses que eran anunciadas a los mortales a través del Sol, la Luna y las estrellas.

Uno de los signos más temidos por las culturas centro americanas eran los eclipses de Sol, creían que el Sol era devorado por un espíritu celeste disgustado porque los humanos habían realizado actos que molestaban a los Dioses, y para calmar su ira realizaban un sacrificio ritual entregando una vida de su pueblo a cambio de que se devolviera la luz del Sol a los hombres.

Estas y muchas otras culturas, basaban sus creencias en lo que sentían, vivían y veían cada noche sobre sus cabezas cuando alzaban sus ojos al cielo nocturno, intentando dar sentido a todo lo que les rodeaba.

Muchos científicos actuales, todavía hoy intentan comprender que es realmente nuestro satélite, que materiales lo componen y si es viable crear una colonia humana de estancia permanente, como catapulta para la conquista de nuevos mundos.

La teoría de la creación de la Luna y su composición física más plausible para los investigadores es la que muestra a un cuerpo celeste de grandes dimensiones impactando contra la Tierra y desgarrando parte del material, cuando ésta estaba todavía en proceso de formación. Las misiones de la NASA han demostrado con las muestras obtenidas que no hay indicios de restos de la corteza y del manto terrestre en los componentes de nuestro satélite. Reforzando aún más los misterios que envuelven a nuestra desconocida vecina y demostrando que sabemos muy poco de ella.

Algunos de estos datos muestran que la Luna tiene una pequeña atmósfera de sodio que va creando una tenue estela alrededor de su órbita en torno a nuestro planeta. Se ha demostrado que la Luna posee una gravedad muy inferior a la nuestra, y debido a este efecto gravitacional dicha atmósfera no se mantiene completamente alrededor del satélite y la va perdiendo, al igual que un hombre de 90 kilos de peso, en su superficie solo pesaría 20.

El contrapunto de estas investigaciones se expusieron por algunos científicos estadounidenses basándose en los datos recibidos por las sondas orbitales enviadas por la NASA. Descubrieron que la Luna carece de un campo magnético estable, esto se debe a que carece de núcleo interno, pero sí tiene 16 zonas super masivas que crean 16 campos magnéticos individuales. Dichos campos magnéticos crean una inestabilidad en las órbitas de las naves y sondas enviadas, las cuales si no corrigen cada cierto tiempo su órbita alrededor de la Luna terminan estrellándose contra su superficie.
Dr. Jiménez del Oso
Fotograma del programa "La Puerta del Misterio)
(Youtube.com)

Uno de los investigadores españoles pionero en el ámbito de esta temática, el Dr. Fernando Jiménez del Oso presentó a mediados de los ochenta a través de su programa de televisión "La Puerta del Misterio", una teoría que hizo enfurecer a muchos miembros de la comunidad científica española. El Dr.Jiménez del Oso expuso que la Luna podría ser una gigantesca estación espacial, puesta en órbita alrededor de nuestro planeta por entidades de otro mundo. Se basaba en los mismos estudios de los científicos estadounidenses que descubrieron la carencia de su campo magnético. Otro factor influyente de esta teoría está basado en que la Luna siempre nos muestra su mismo lado,  sea cual sea su posición en la órbita; para poder ver el lado oculto de la Luna debemos viajar a bordo de una nave espacial y rebasar la zona del cono de sombra en el momento que está en fase de Luna nueva.

Neil Amstrong
(Foto: laderso.com)
Tras poner el pie en la Luna, el astronauta de la misión espacial Apolo XI, Neil Amstrong comunicó por radio al centro de misiones de la NASA, que algunos objetos se habían posado sobre la superficie del satélite, y unos seres de gran estatura habían surgido por el borde de un cráter cercano a su posición observando todos sus movimientos. Desde la Tierra  le ordenaron que con la cámara que tenían a bordo del módulo de alunizaje tratase de grabarlos, pero al regresar habían desaparecido. Lamentablemente el traje de presión del que disponían los astronautas no tenía mucha autonomía (o al menos esa es la versión de la NASA para la explicación de estos hechos) para realizar un trabajo de investigación en busca de zonas de aterrizaje y huellas distintas a las que dejaban sus suelas en el terreno.

Tras regresar a la Tierra se le ordenó a los astronautas que guardasen esta información en secreto, pero terminó filtrándose a los medios algunos años más tarde poniendo en peligro la credibilidad del programa espacial norteamericano.

Otras misiones Apolo fotografiaron objetos y luminarias sobre la superficie de la Luna mientras se mantenían en una órbita estable. En los momentos posteriores al segundo alunizaje, se seguían observando luminarias en diversas imágenes tomadas ya desde la superficie y que ahora están disponibles para ser observadas a través de la web oficial del JPL (Jet Propulsion Laboratory). Cabe decir que muchas de estas luces y luminarias también han sido contempladas y fotografiadas desde diversos telescopios profesionales, pero siempre se habían descartado creyendo que eran efectos ópticos y aberraciones creadas por la densidad de la atmósfera terrestre al ser atravesada por la focal del telescopio.
Luces filmadas por el Apolo 14
(Foto: luismarianofernandez.com)

Son muchas las incógnitas que envuelven a nuestro satélite, y cada vez que se envía una nueva sonda para su estudio más dudas aparecen ante nuestra visión ancestral de la Luna, que nos ha estado observando y cuidando desde la más temprana niñez de la humanidad.

¿O tal vez nos ha estado vigilando desde las alturas...? Solo el paso del tiempo tiene la respuesta a todas las incógnitas, que van surgiendo con cada paso que damos a través de la ciencia y el conocimiento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario