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José María Ibáñez.

jueves, 2 de febrero de 2023

ANNABELLE, MÁS ALLÁ DEL CINE

 Amado Carbonell Santos

www.sandiegored.com


Para los amantes del cine de terror y de los fenómenos paranormales, los largometrajes de casas encantadas, aparecidos y posesiones espectrales siempre han sido un aliciente para ir al cine, y disfrutar durante un par de horas de una sesión de sustos y sobresaltos. Normalmente, las películas y largometrajes que se proyectan en la gran pantalla suelen ser en base a una historia que se ha hecho eco a través de leyendas urbanas, actualmente conocidas como “Creepy Pastas”, o simplemente a raíz de la imaginación de un guionista que trata de llevar al celuloide estos eventos espeluznantes, aunque en contadas ocasiones no siempre es así...

Uno de los sucesos paranormales más destacables en la década de los ´70, aparte de los escabrosos acontecimientos de la mansión de Amityville, sería el del caso de la muñeca Annabelle. Dicha muñeca no cuenta con la apariencia de la delicada porcelana ni tenía un vestido de época adornado por una rosa de tela, elementos con la que fue presentada en los dos largometrajes que llevan su nombre como título: Annabelle y Annabelle: Origins.

La verdadera muñeca Annabelle era totalmente de trapo, vestida con un conjunto de dos piezas de color gris claro similar a la seda, y el pelo alborotado de color naranja. Esta muñeca formaba parte del lote de ventas de las muñecas “Raggedy Ann Doll”, las cuales se convirtieron en un gran éxito de ventas, vendiéndose por miles en las grandes superficies de todo Estados Unidos.

La leyenda que nos concierne comienza a principios de los años 70, donde una joven estudiante de enfermería llamada Donna, recibió de su madre una de estas muñecas como regalo por su 18 cumpleaños, ya que unas semanas antes Donna había dejado la casa donde convivía con sus progenitores y se mudó a vivir junto a su compañera de estudios. Aquel presente le resultó tan emotivo que no dudó en poner a la muñeca sobre su cama, ya que le recordaba a su madre cuando salían a celebrar sus fiestas de cumpleaños. Éste sería el inicio de algunos sucesos que la marcarían de por vida.

Según las declaraciones que haría posteriormente, tras hacer la cama y prepararse para ir a la facultad de medicina, siempre dejaba a su muñeca apoyada sobre la almohada a modo de que estuviese aparentemente sentada, pero cuando horas más tarde regresaba, la encontraba con las manos y las piernas colocadas en una postura totalmente distinta a como la dejó. En un primer momento pensó que tal vez le estuviese fallando la memoria, pero día tras día, comprobaba la posición en la que estaba antes de ir a clase, y con la que se encontraba al regresar a casa.

Aquellos sucesos no habrían quedado tan solo en eso, casi una semana después de dar inicio a estos cambios de postura, Donna comentaba que la muñeca incluso comenzaría a aparecer sentada en otras estancias del apartamento, cosa harto imposible porque tanto ella como su compañera salían de casa a la misma hora, y no regresaban a ella hasta la tarde, haciendo hincapié en que nadie más tenia llave para entrar en el domicilio.

Los sucesos fueron yendo a peor, en el suelo del pasillo de la entrada del apartamento fueron apareciendo algunas notas escritas a mano donde se podían leer algunas palabras como “encuéntrame”, “¿Me echabas de menos?”, “¿Dónde estoy?, “Ayúdanos” o “Ayuda a Lou”. Una de las veces que encontraron estas notas, un fino reguero de sangre recorría el pasillo hasta la habitación de Donna, concretamente hasta la muñeca; como si después de dejar la nota, hubiese sangrado para dejar constancia de que era ella quien estaba dejando todos aquellos mensajes. La situación se estaba volviendo insoportable, hasta llegar al punto en que ambas compañeras decidieron ponerse en contacto con una médium, tratando de arrojar algo de luz a todos aquellos inexplicables sucesos.

Buscando en los anuncios por palabras del periódico local consiguieron contactar con una mujer que ofrecía sus servicios como médium y clarividente, la cual, tras una única sesión dentro del apartamento, afirmó que la muñeca estaba poseída por el espíritu de una niña llamada Annabelle Higgins, de 7 años de edad; durante la sesión, Donna observaba como aquella mujer murmuraba palabras en voz baja a la vez que sostenía en brazos a la muñeca, donde finalmente comentó que aquella habría muerto unos años antes en el apartamento, y se comunicaba con ellas a través del juguete.

Tanto a Donna como a su compañera, les enterneció la historia de la pequeña Annabelle, y pensaron que sería cruel dañar a una “pequeña niña” que solo trataba de llamar su atención. A lo largo de varias semanas, la actividad se detuvo por completo, y Donna conmovida por la historia de aquella niña fallecida, hacía más caso a su muñeca tras llegar a casa, llamándola por el nombre que le indicó la medium: Annabelle.

Pero sólo fue algo temporal...

Los sucesos paranormales volvieron a atormentar a las dos amigas, pero esta vez sería aún más aterrador. Un amigo que ambas tenían en común, Lou, visitó a las estudiantes tras una larga mañana en la facultad. Tras recostarse en el sofá que tenían en la sala de estar, Lou quedaría profundamente dormido mientras Donna y su compañera habían salido a comprar la cena, pero una sensación de asfixia le despertó súbitamente. Al abrir los ojos, encontró a la muñeca Annabelle tratando de asfixiarlo con las dos manos, hasta que por los efectos de la hipoxia quedó inconsciente. Lou no despertaría hasta el día siguiente, creyendo que lo sucedido solo había sido un sueño y no le dio la menor importancia, por lo cual, seguía visitando a sus amigas asiduamente cada semana.

En otra de las ocasiones, Lou volvió a quedarse solo en la casa de las estudiantes, y aprovechando que no había nadie, buscó algo de comida en la nevera y se dispuso a prepararse un tentempié, pero un estridente ruido en la habitación de Donna llamó su atención. Llamó varias veces a la puerta de la habitación por si tal vez Donna hubiera regresado sin avisar, pero no obtuvo respuesta. Lou abrió la puerta y con sorpresa vio que no había nadie, únicamente estaba la muñeca, sentada en una de las esquinas. Caminó hacia ella para recogerla del suelo, y en el momento en que se agachó para levantarla, notó como unos ojos se clavaban en su espalda, generando así una sensación de ansiedad y pesadez que transformó la habitación en una estancia con una atmósfera insoportable.

Lou depositó rápidamente la muñeca sobre la cama y salió de la habitación, notando un fuerte dolor en el pecho. Tras llevarse la mano al torso notó que estaba totalmente ensangrentada. Asustado, se situó frente a uno de los espejos del pasillo y levantándose el jersey pudo comprobar que tenía marcas de garras sobre la piel, formando éstas una forma similar a la de una cruz con varias líneas verticales y horizontales. Curiosamente, aquellos profundos arañazos desaparecerían al día siguiente del pecho del joven.

La situación en aquella casa se volvió desesperante, Donna ya no sabía que hacer o a quien recurrir, y tras sopesarlo detenidamente optó por recurrir a la iglesia, en la cual, no dudaron en ponerla en contacto con el matrimonio Warren. Este matrimonio, conformado por los expertos en sucesos paranormales y demonología, Lorraine y Ed Warren, eran muy conocidos por sus trabajos parapsicológicos a lo largo y ancho del país. Éstos accedieron inmediatamente a tratar el caso de Donna.

Según les explicaba Lorraine, el espíritu de un difunto no puede llegar a poseer ningún juguete u objeto sólido, en cambio, si se conocen casos de posesión a través de seres de bajo astral, es decir, demonios;  estos seres de origen no-humano, utilizan dichos objetos para canalizar sus intenciones hacia nosotros, y conseguir sus propósitos a través del miedo. Tanto Ed como Lorraine coincidieron en que lo más conveniente para las estudiantes era que la muñeca  fuese trasladada a un lugar sacro, y solicitaron a la iglesia que el domicilio fuese exorcizado por un especialista en la materia; dicha labor sería llevaba a cabo por un párroco que sería conocido como el padre Cooke.

La muñeca Annabelle fue llevaba al domicilio de los Warren, en donde se construyó una vitrina específicamente para ella y se expuso de forma cautelar en el que se conoce como el “Museo de lo Oculto”. Todos los objetos que se hallan expuestos en dicho museo, han sido recogidos de lugares donde se han sucedido episodios de fenomenología paranormal, y a día de hoy, dos veces al mes un clérigo sigue asistiendo a este museo para purificarlo con agua bendita.

La vitrina de Annabelle es la más destacada en este ámbito, pues además de purificar todo el museo, el religioso encargado de esta labor, hace énfasis en la purificación de la muñeca, pues indica que es uno de los objetos más temidos de todos los expuestos. En agosto de 2020 corrió el rumor de que Annabelle había desaparecido de su vitrina, noticia que corrió como la pólvora a través de todas y cada una de las redes sociales, pero Chris McKinnell, nieto de Ed y Lorraine Warren, y actual director de la Fundación Warren Legacy para la investigación paranormal, realizó unas declaraciones afirmando que la muñeca no estaba desparecida, simplemente se habría acomodado en la caja que se usa para transportarla a eventos y conferencias realizadas por la propia fundación, pero normalmente, por seguridad, se mantiene dentro de su vitrina.

¿Y usted? ¿Se acercaría al museo Warren para conocer a Annabelle?

 

Fuentes:

-www.abc.es

-www.elconfidencial.com

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