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José María Ibáñez.

sábado, 1 de junio de 2019

TEMPLARIOS EN MALLORCA (PARTE 2)

José María Ibáñez



En el Repartiment al rey Jaime I le correspondieron 1.485 casas habitadas, 494 deshabitadas, 24 hornos, 17 huertos, 320 obradores o tiendas y dos de los mejores baños públicos. De ese lote el monarca cede a la Orden del Temple distintas propiedades diseminadas a lo largo y ancho de la isla: 122 alquerías, 525 caballerías, 365 casas y 54 obradores. En Palma los templarios reciben la Almudaina de Gumara y todo su arrabal: diversas casas, hornos y otros bienes, además de una importante base naval en el Portitxol. Los Caballeros de la Orden del Temple establecen su encomienda en la Almudaina de Gumara (Castell del Temple).
Castell del Temple. Foto: Archivo José María Ibáñez

Observando el plano de la ciudad de Palma de Antonio Garau publicado en 1664, descubrimos el estado en que se hallaba la antigua fortaleza templaria en aquella época; con sus doce elevadas torres cuadrangulares, coronadas de airosas almenas y eslabonadas de altos muros, también almenados, que protegían flancos y esquinas. Tenía dos puertas, una que comunicaba con el núcleo urbano, que todavía existe en la actualidad y otra que daba al campo. Según Bartolomé Bestard, cronista oficial de la ciudad de Palma, al margen de construir una capilla, la casa del comendador y otras dependencias menores, los templarios reforzaron la puerta del castillo, "aumentando considerablemente el alzado de las torres que flanqueaban el acceso, además de añadirle un cuerpo trasero que le otorgó mayor solidez, permitiendo a su vez disponer de algunas estancias".

La fortaleza templaria fue la depositaria del inmenso botín que los ejércitos conquistadores arrebataron a los musulmanes tras la conquista y también del Archivo Real, que atesoraba, entre otros muchos documentos y crónicas de gran importancia, el Llibre del Repartiment, imprescindible obra de consulta para los amantes de la historia. Suprimida la Orden del Temple, la fortaleza y i todos los bienes que poseían en la isla pasaron a ser propiedad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén (Hospitalarios).

Tras la disolución de los monjes.guerreros los muros del Castell del Temple han sido testigos silenciosos de variopintas historias. Citemos algunos ejemplos. En 1345 la fortificación fue utilizada como cárcel; en ella permanecieron recluidos el infante Sancho de Mallorca y un grupo de fieles seguidores del rey Jaime II de Mallorca, en su lucha por recuperar el reino usurpado por Pedro el Ceremonioso. Durante el siglo XVI fue sede del Tribunal de la Inquisición; más tarde transformado en cuartel militar, hasta que en el año 1820 el recinto pasa definitivamente a manos privadas. Se demolieron la mayor parte de sus muros y torres y la antigua casa del comendador acaba convirtiéndose en vivienda familiar.

IGLESIA DEL TEMPLE

Interior Iglesia del Temple
Foto Archivo José María Ibáñez
En el interior del Castell del Temple se ubica el oratorio construido por los templarios en el siglo XIII. Es una edificación de nave única dividida en tres tramos con bóveda de crucería cubierta de pilares, ventanales de forma circular y doce capillas de reducidas dimensiones que se abren sobre un arco de medio punto. Al pasar por el atrio descubrimos un pórtico de estilo ojival y dos pilas de agua bendita. Es digna de admirar la capilla más antigua situada a la izquierda del portal de acceso al recinto; sus columnas están rematadas por capiteles muy parecidos a las columnas que sostienen al altar mayor de la Catedral de Palma. A finales del siglo XIX, durante las obras que se ejecutaron en el interior del templo, apareció oculto el retablo del San Bernardo de Claraval, del siglo XIII, que había pertenecido a los templarios y que actualmente de puede admirar en el Museo de Mallorca. Se trata de la representación más antigua del santo cisterciense.
Foto: Archivo José María Ibáñez

Pero el otrora enclave perteneciente a la Orden del Temple y sus alrededores también esconden algunos secretos. A finales del siglo XIX la prensa local se hace eco del descubrimiento de un túnel en el subsuelo de Palma. Este hecho aconteció durante unas obras que se estaban efectuando en las cercanas calles de Ramón Llull y San Bonaventura. "Quién lo siguió un trecho -según el Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana- contó después que, a cierta distancia, unos de los otros, descubrió en su interior varios montones de piedras redondeadas. El pasadizo subterráneo permitía el paso a tres hombres a la vez y tenía unos trece palmos de altura".

PARTITA TEMPLI

Todo el distrito pasó a denominarse Partita Templi, donde, al margen del Castell del Temple, son dignas de admirar la iglesia de Santa Eulalia; muy vinculada con las logias de los canteros, colectivo que contaba con el respaldo del Temple, y el Convento de Sant Francesc, en cuya iglesia reposan los restos del sabio mallorquín Ramón Llull.
Sepulcro de Ramón Llull (Iglesia de Santa Eulalia
Foto: Archivo José María Ibáñez

Tras la conquista de Mallorca las mezquitas de la Madina Mayurqa musulmana fueron quemadas o reconvertidas en templos cristianos. La nueva Ciutat de Mallorques quedó dividida, en un principio, en dos parroquias: la de San Miguel y la de Santa Eulalia; ejerciendo no tan solo como centros espirituales sino también como sedes administrativas y gremiales.

Detrás de Cort (Ayuntamiento de Palma), en la plaza homónima, observamos una magnífica construcción que nos recuerda una pequeña catedral. De todos los monumentos góticos existentes en la isla mediterránea, destaca, después de la Seu (Catedral de Mallorca). el templo parroquial de Santa Eulalia; edificado en el siglo XIII, aunque las obras de construcción no finalizaron hasta 1616. Nos hallamos ante uno de los primeros templos edificados tras la conquista.

En la parte superior de la entrada principal nos da la bienvenida una imagen de Santa Eulalia con la palma del martirio en la mano. Destacan las silenciosas terrazas que la circundan  con sus impresionantes gárgolas representativas del bestiario medieval. Antes de acceder al interior del templo, incrustados en una de sus fachadas laterales se observan varias lápidas procedentes del antiguo cementerio parroquial, y algunos símbolos identificativos de los gremios de canteros (el cincel, la escuadra y el compás), que también se muestran en el interior del templo. Recordemos que dicho camposanto ocupaba las actuales calles de Santa Eulalia, del Sant Crist y la misma plaza.

En el interior de la iglesia destaca la talla del Sant Crist de la Conquesta, del siglo XIII. Se trata de un obsequio del papa Inocencio III al rey Pedro de Aragón, padre de Jaime I el Conquistador, que fue transportada por los expedicionarios que embarcaron en tierras catalanas a la conquista de Mallorca en 1229. Conocido también como el Sant Crist del Miracle, goza de una importante devoción popular. Dicen que la parroquia atesoraba un gran libro donde se anotaban los milagros y prodigios atribuidos a la imagen. Desgraciadamente el manual desapareció a mediados del siglo XVIII.

También se conserva el púlpito desde donde predicaba San Vicente Ferrer; conocido como el Ángel del Apocalipsis por sus profecías, el fraile dominico valenciano anduvo recorriendo Mallorca en olor de santidad. Se le atribuyen muchos milagros y conversiones durante los seis meses que estuvo en la isla. Recordemos una de sus catastrofistas profecías sobre la desaparición de la isla de Mallorca: "Habrá un tiempo en que los viajeros cruzarán a bordo de sus barcos por estos sitios en los que hoy vivís. Y algunos de entre ellos comentaran. Aquí estuvo Mallorca, aquella isla que sepultaron las aguas del mar a causa de sus grandes y múltiples pecados". Corría el año 1413.


BIBLIOGRAFÍA: 

*Templarios en Mallorca. José María Ibáñez y Juan Manuel Ruíz Fernández. Ediciones Dédalo. Barcelona-2013.
*La vuelta a Mallorca en 80 rutas. José María Ibáñez. Gâlata Books. Palma de Mallorca-2017.

ARTÍCULO PUBLICADO EN TANIT MYSTERY MAGAZINE Nº 15. ENERO-FEBRERO-2018.






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