Murallas de Jericó derribadas www.juventudjosue.wordpress.com |
En el sagrado libro de la Biblia, se cuenta en uno de sus
innumerables pasajes, concretamente en el capítulo 6 del libro de Josué, que en el año 1.400 a.d.C., tras
atravesar el río Jordan e iniciar el camino final que separaba al pueblo de
Israel con la Tierra Prometida, la vasta ciudad amurallada de Jericó se
interponía en su camino.
Ésta parecía estar abandonada, ya que no se oían voces que se
emitieran desde el interior, y tampoco se observaba ningún movimiento de gente
que saliera o entrase de sus murallas, lo cual era muy común en aquellas zonas
por la gran afluencia de comerciantes que se desplazaban en aquellas zonas
desérticas, tratando de vender su mercancía en todas las ciudades que
encontraban en su camino.
Según cuenta la historia bíblica, el Dios de Abraham, por
medio de Josué, dio estrictas instrucciones para que el pueblo israelita
pudiese hacer frente a aquellos muros y derribarlos. Las órdenes eran claras y
simples, el ejército debería patrullar una vez al día el perímetro amurallado
durante un total de seis días. En ese momento, todo el pueblo de Israel debía
mantener el absoluto silencio, pues según Josué, deberían guardar todas sus
fuerzas y su voz para el momento final.
A su vez, siete de sus sacerdotes deberían portar siete
trompetas fabricadas con cuernos de carnero conocidas como Shofar, mientras
caminaban al frente del Arca de la Alianza, objeto que todavía hoy sigue
desaparecido y es todo un misterio para los estudiosos del mensaje de la Biblia.
Al séptimo día, el ejército debería dar siete vueltas
alrededor de las murallas, y los sacerdotes debían hacer resonar los cuernos de
carnero con gran fuerza, el atronador sonido debía hacer temblar la tierra, a
la vez que todo el pueblo israelita debía dar un gran grito al unísono para
poder derribar aquellos muros que se interponían en su camino.
El estruendo resultante debió ser colosal, pues los muros de
Jericó cayeron en un instante, dejando a la vista la ciudadela y permitiendo a
los hijos de Israel continuar su camino hacia la Tierra Prometida…
Este curioso hecho se tomó muy en serio durante el transcurso
de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo por los ingenieros y diseñadores del
fabricante aeronáutico Junkers, que dieron forma al eficaz y temible bombardero
en picado Junker Ju-87 “Stuka”.
Sirenas del Ju-87 Stuka www.lasegundaguerra.com |
Este avión portaba uno de los elementos de guerra psicológica
más temido por los soldados aliados, La trompeta de Jericó. Estaban situadas en
las columnas de los trenes de aterrizaje, y podían ser accionadas por el piloto
cuando realizaba el descenso en picado previo a la liberación de las bombas
sobre su objetivo.
Antes de que la Blitzkrieg (Guerra Relámpago) se iniciara
para la toma de Polonia por parte del ejercito de la Alemania Nazi en
septiembre de 1939, Adolf Hitler, haciendo caso omiso del tratado de Versalles
firmado el 28 de junio de 1919, quería poner a prueba la efectividad de la
Luftwaffe (Fuerza Aérea Alemana), y tuvo la oportunidad de hacerlo llegando a
una alianza con Francisco Franco durante la Guerra Civil Española, atacando
inicialmente la ciudad de Gernika el 26 de abril de 1937, durante la operación
Rügen.
Ju-87 Stuka con la Cruz de San Andrés www.ileon.com |
En el ataque, la Legión Condor alemana y la Aviación
Legionaria italiana bombardearon la ciudad de manera constante, por supuesto
“camuflados” con la Cruz de San Andrés pintada en sus timones de cola, para ser
identificados por las tropas republicanas como aviación nacionalista, ya que de
no ser así, lo que era un conflicto bélico nacional, habría pasado a ser el conato
de una Segunda Guerra Mundial previa.
Según contaban algunos de los supervivientes de Gernika más
ancianos, en el momento en que los aviones se lanzaban en picado, el sonido que
emitían era diabólico y ensordecedor, y todos en los refugios antiaéreos sabían
que cuando ese sonido aparecía tras las sirenas de aviso a la población, las
bombas no tardarían en tocar el suelo.
En la actualidad, se escuchan en algunos lugares del mundo
unos sonidos que no tienen un origen definido, sonando repetidas veces en un
largo lapso de tiempo, con un tono ligeramente agudo que va pasando
progresivamente a tonos más graves conocido como HUM. Los más alarmistas lo suelen
equiparar al sonido de las trompetas de Jericó, y alegan sin ofrecer datos
concretos que son el sonido previo al Fin del Mundo…
Por lo tanto, aquella historia bíblica de hace más de 3.400
años, la cual se mantiene viva no solo gracias a las antiguas escrituras, sino
también a los relatos y experiencias contadas por los libros y los pocos
testigos que aún quedan con vida de los bombardeos de la Guerra Civil Española
y la Segunda Guerra Mundial, donde aquel agudo, temible y ensordecedor sonido
portador de miedo y muerte, todavía resuena en sus memorias.
FUENTES:
-Blog WW2: Historias de la Historia.
-La caída de los muros de Jericó.
-Experimento Stuka
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