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José María Ibáñez.

martes, 3 de mayo de 2022

OUMUAMUA, EL VISITANTE DE LAS ESTRELLAS.

 Amado Carbonell

www.xlsemanal.com


Desde la invención del radio-transistor, y seguidamente del cine y la televisión, el ser humano siempre ha tenido ese deseo inconsciente de saber si estamos solos en el Universo, creando películas y series de lo más variopinto, donde se mostraban seres amistosos llegados de otros mundos para transmitirnos sus conocimientos adquiridos a lo largo de eones de historia, hasta otros con ansias de conquista tras observar la prolífica evolución del ser humano sobre la faz de la Tierra.

No podemos obviar aquel revuelo creado por el actor estadounidense Orson Welles el 30 de octubre de 1938, durante la transmisión en directo del programa de radio “The Mercury Theater On Air” en la emisora CBS, donde redactaba una adaptación de la novela “La guerra de los mundos” de George Wells. Su locución radiofónica fue tan convincente, que logró perturbar a miles de personas que en ese momento estaban escuchando el programa, en concreto a los vecinos del pequeño pueblo de Grover´s Mill (Nueva Jersey, EE.UU.) donde se estaba desarrollando supuestamente la acción que narraba Welles. La histeria colectiva que creó aquella historia llegó a tal extremo, que algunos de los oyentes del propio pueblo, temerosos de una inminente invasión marciana, decidieron quitarse la vida de forma inmediata antes de que aquellos seres llegasen hasta sus hogares. Otros, armados con escopetas y herramientas no dudaron en salir a las calles para dar caza a unos alienígenas que nunca habrían estado allí.

Curiosamente, en 1995 para el estreno del largometraje de ciencia-ficción estadounidense “Independence Day”, algunos canales de televisión realizaron anuncios del film imitando el relato de Welles, informando sobre el avistamiento de grandes naves no terrestres entrando en nuestra atmosfera. Por supuesto, además de que gran parte de la población del planeta ya era conocedor del estreno de dicho largometraje, los más desconfiados salieron a las calles para comprobar si aquella noticia era cierta.

Pero más allá de la ciencia ficción, el cine y la televisión, sí que podríamos decir que el Sistema Solar ha recibido la visita de varios objetos provenientes de otros sistemas estelares ajenos al nuestro.

El 19 de Octubre de 2017, desde el PAN STARRS de la Universidad de Hawái se hacía pública la noticia de que un objeto ajeno a nuestro Sistema Solar, estaba cruzando la órbita del planeta Júpiter en dirección al exterior de nuestro sistema planetario. Con un tamaño de entre 200 y 400 metros y a una distancia de 30 millones de kilómetros de nuestro planeta, el cual se creía en un principio que era un cometa proveniente de la nube de Oort, el reino helado situado en las fronteras exteriores del Sistema Solar, pero al calcular su órbita y observando que ésta mostraba una elevada excentricidad, se logró determinar que no era un objeto procedente del enjambre de cometas.

Tras diversas observaciones mediante el espectro de la luz, se determinó que no era un cometa, sino un asteroide, al cual se le fue asignado un código de registro en la Unión Astronómica Internacional (UAI) donde el objeto pasó a ser designado como  A/2017.

Se realizaron extrapolaciones y simulaciones de su órbita a través de la astrometría obtenida desde los telescopios del Catalina Sky Survey y el William Herschel Observatory, observando que el patrón orbital indicaba que el perihelio (máxima aproximación al Sol) se habría producido el 9 de septiembre de 2017, donde habría alcanzado su máxima velocidad de aceleración gravitacional, alcanzando los 87.7 kilómetros por segundo (315.720 Kilómetros por hora).

Las estimaciones mediante extrapolación orbital indican que el origen de Oumuamua estaría situado en el sistema planetario de la estrella Vega, la más brillante de la constelación de la Lyra, aunque se desconoce realmente cuantos siglos ha estado este asteroide desplazándose por el plano de nuestra galaxia, pues algunos de los cálculos efectuados destacan que hace 100 años (1917), Oumuamua estaba a una distancia de 84.000 millones de kilómetros de nuestra estrella (13 veces la distancia del Sol a Plutón = 5.900 millones de kilómetros), viajando a una velocidad de 26 kilómetros por segundo, la cual se fue incrementando en el momento que entró del campo gravitacional del Sol.

Su nombre, Oumuamua, proviene del hawaiano y significa “Mensajero lejano que llega primero”, ya que sería el primer objeto interestelar en arribar a nuestras orillas “cósmicas”.

En 2018, desde la Universidad de Harvard expusieron una teoría muy interesante sobre la naturaleza de Oumuamua, puesto que su origen es similar al de los asteroides del Cinturón principal de asteroides que se desplaza entre las orbitas de los planetas Marte y Júpiter, porque tras dejar atrás al Sol, se observaron “propulsiones” que le hacían moverse más rápidamente hacia el exterior del Sistema Solar, ya que no se observó en ningún momento una “Coma” o que dejase tras de sí una estela de materia, siendo así descartado como Cometa.

Sea como fuere, las teorías expuestas por los astrónomos Shmuel Bialy y Abraham Loeb, autores del nuevo estudio publicado en la revista Astrophysical Journal Letters, indican que Oumuamua podría ser perfectamente una sonda operativa enviada de manera intencional a las proximidades de la Tierra por una civilización alienígena avanzada.

En base a estas declaraciones y otros estudios del movimiento del objeto, realizados desde la Universidad de Harvard, se ha creado una misión espacial no tripulada con la intención de interceptarlo en el año 2054, y de este modo arrojar más luz sobre su verdadera naturaleza.

Como curiosidad, la trayectoria y desplazamiento de Oumuamua es muy similar al descrito por el escritor Arthur C. Clarke en su novela de ciencia ficción “Cita con Rama”, donde Rama es un objeto metálico y de forma cilíndrica, proveniente del espacio interestelar y que se va aproximando al Sol en una órbita altamente excéntrica.

Además de este asteroide, en el año 2019 recibíamos la visita del cometa C/2I Borisov, este si sería el primer cometa interestelar descubierto desde la Tierra, el cual también describía una órbita muy excéntrica, describiendo su perihelio muy cerca de la órbita del planeta Marte. Su velocidad de entrada al Sistema Solar fue de 32.8 kilómetros por segundo (118.080 kilómetros por hora). Algunos de los estudios realizados a través del espectro podría indicar que es uno de los cometas más “puros”, químicamente hablando, que se hayan descubierto.

Como colofón, hace unas semanas la prensa se hacía eco de un descubrimiento muy significativo, el 8 de enero de 2014 un objeto impactaba en la región noreste de Papúa Nueva Guinea. El meteorito que habría sido designado como CNEOS-2014-1-8.

Este hecho no habría sobresalido de los demás impactos que se registran anualmente en nuestro planeta si no fuese porque el seguimiento de dicho objeto mostraba una velocidad de desplazamiento anómala comparada con la de los demás asteroides descubiertos hasta la fecha. Este objeto se desplazaba a 45 kilómetros por segundo e impactó a nuestro planeta por alcance, ya que la velocidad media de traslación terrestre es de 30 kilómetros por segundo.

El impacto llamó la atención del científico de la Universidad de Harvard, Amir Siraj, que trazó su órbita inicial y su desplazamiento real con relación al Sol hasta descubrir que era un objeto de origen interestelar.

Por extraño que parezca, el primer informe realizado por Siraj fue rechazado por la NASA, pero tras el descubrimiento de Oumuamua y del cometa Borisov, aceptaron darle una segunda oportunidad al estudio de Siraj, que finalmente fue aceptado por la comunidad científica, y publicado.

Así pues, si somos conscientes de que nuestro Sistema Solar, y nuestro mundo, han sido testigos de la visita de objetos provenientes de otras estrellas, cuántos de estos objetos  habrán pasado desapercibidos durante siglos, mientras que se movían silenciosamente a través de las orbitas de nuestro sistema planetario para proseguir con su solitario camino a través de la galaxia de la Vía Láctea... pero incluso así, ellos tampoco han sido capaces (de momento) de contestar a nuestra eterna pregunta: ¿Estamos Solos?

 

Fuentes:

*www.cnnespañol.com

*www.levante-emv.com

*www.bbc.com

 

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