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José María Ibáñez.

jueves, 20 de noviembre de 2025

PATRIMONIO LEJOS DE CASA

 Juan Ramón Pons

Foto: www.diariodemallorca.es (Bous de Costitx)


A veces la Historia es caprichosa. Cuando menos lo esperas, en medio de una investigación, aparece un documento o una pista que te conecta con un elemento patrimonial que creías perdido, borrado por el paso del tiempo.

Es lo que ha ocurrido con una escalera gótica de Can Nogués, un antiguo casal del Carrer de l’Aigua de Palma, que ha reaparecido en el Museo de Arte de Princeton (Estados Unidos)

La escalera, de estilo gótico, formaba parte de Can Nogués, un casal del Carrer de l’Aigua que desapareció cuando se abrió la Avenida Jaume III. Su estructura fue adquirida por una galería y, décadas después, ha reaparecido en el Museo de Arte de Princeton junto a una balaustrada y unas columnas de Can Ayamans que están fechadas entre los siglos XV y XVI.

Las piezas fueron donadas en 1955 por la baronesa Cassel van Doorn, aunque su viaje comenzó mucho antes: en 1929, el anticuario Josep Costa, conocido como Picarol”, las vendió al tratante estadunidense Arthur Byne, que las destinó al magnate William Randolph Hearst —el célebre Ciudadano Kane de Orson Welles—.

No es el único caso. Parte del patrimonio mallorquín también se encuentra lejos de la isla. Los célebres Bous de Costitx, hallados en 1895 junto al santuario talayótico de Son Corró, se conservan hoy en el Museo Arqueológico Nacional. El Atlas Català de los Cresques, joya de la cartografía medieval elaborada en 1375, forma parte de los fondos de la Biblioteca Nacional de Francia. Y las Leyes Palatinas del Rey Jaume III, que regulaban la vida de la corte mallorquina, se custodian en la Biblioteca Real Alberto I de Bruselas.  

Por último, también podríamos incluir el Estandarte de Pollentia que también se halla en el Museo Arqueológico Nacional… En definitiva, es un patrimonio que está fuera de casa y queramos o no forman parte de un sentimiento de pertenencia a la isla. La gran pregunta será si volveremos a disfrutarlos en la Isla…. En mi opinión es poco optimista porque basta ver cómo las autoridades locales, ya sean del partido político que sea… cómo cuidan el Patrimonio Histórico y ahora no podemos reclamar que vuelva un patrimonio que fue vendido en un contexto muy diferente al actual.

También podríamos añadir el estandarte de Pollentia, conservado igualmente en el Museo Arqueológico Nacional. Todos ellos forman parte de un patrimonio que, aunque esté lejos de casa, sigue siendo un pedazo de nuestra memoria colectiva.

¿Volverán algún día a Mallorca? Probablemente no. Y no tanto por la falta de voluntad ajena, sino por el escaso cuidado que a menudo mostramos hacia nuestro propio legado. Pero recordarlos, conocer su historia y reivindicar su valor es, al fin y al cabo, una forma de mantener viva la conexión con lo que fuimos y seguimos siendo.

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