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José María Ibáñez.

domingo, 13 de diciembre de 2015

ADRIANNE BOLLAND Y LOS CONSEJOS DEL MÁS ALLÁ

José María Ibáñez

Los que me conocen saben que una de mis pasiones es remover los archivos buscando historias olvidadas; aquellas que no se reflejan en los manuales oficiales pero que forman parte del devenir de conocidos personajes. Algunas de estas historias transitan por aquellas maravillosas e irrepetibles obras del Realismo Fantástico. Para el relato de este extraordinario suceso me he dejado guiar por el escritor e investigador francés Guy Tarade.

Adrianne Bolland ha pasado a la historia como una de las grandes aventureras de la aviación. En 1920 consiguió ser la primera piloto contratada por la Societé des Avions Caudron. El 25 de agosto del mismo año se convierte en la segunda mujer que logra atravesar el Canal de la Mancha y, el 1 de abril de 1921, consigue su mayor hazaña: ser la primera mujer en sobrevolar la cordillera de los Andes.

EL PEQUEÑO TERROR
(Foto: www.quiz.biz)
Adrianne Bolland nació el 25 de noviembre de 1895 en Arcueil, a las afueras de París, en el seno de una familia de emigrantes belgas. Tuvo una infancia difícil al ser la pequeña de siete hermanos y no recibir todo el cariño y la atención que ella demandaba. En su familia la llamaban "el pequeño terror".

Pasa su juventud en ambientes de fiesta, juego y alcohol, dilapidando el poco dinero del que dispone. En una de aquellas turbias veladas la futura aventurera de los cielos comenta su interés por la aviación y el sueño de convertirse en piloto. Uno de sus compañeros de juerga le sugiere que contacte con el constructor de aeroplanos Renneé Caudron.

No se lo piensa dos veces y se traslada a Le Crotoy, cerca del Canal de la Mancha, donde se ubicaba el cuartel general de la Societé des Avions Caudron. En apenas dos meses, estamos a principios de 1920, Adrianne consigue la licencia de vuelo y empieza a sentirse mucho mejor en el cielo que en la tierra, donde la tristeza, el desasosiego y los problemas sociales y psicológicos no le dejaban vivir en paz consigo misma.

COMIENZA LA AVENTURA
En el verano de aquel mismo año cruza el Canal de la Mancha, desde Francia a Inglaterra, y se convierte en la segunda mujer en lograr tal hazaña, por detrás de la norteamericana Harriet Quimby, que lo había logrado en 1912. 

Realiza una serie de exhibiciones a lo largo y ancho de Francia, y en 1921 inicia una gira por Sudamérica realizando distintas demostraciones de vuelo. Estando en Argentina decide cruzar la cordillera de los Andes. El vuelo parte desde la ciudad de Mendoza y después de tres horas y quince minutos de vuelo alcanza la ciudad de Santiago de Chile. Había conseguido ser la primera mujer en cruzar en solitario la cordillera de los Andes

Pero días antes de iniciar el viaje los amigos de la aviadora francesa trataron por todos los medios de disuadirla a tan descabellada y peligrosa aventura. Ella se encerró a cal y canto en su habitación del hotel sin querer hablar con nadie. Sin embargo, no sabemos cómo, una misteriosa mujer consiguió acceder a la habitación. Detrás de esta extraordinaria aventura se esconde un enigma que nadie ha conseguido desentrañar.

Así nos lo cuenta nuestra protagonista: 

LOS CONSEJOS DEL MÁS ALLÁ
La aviadora tenía ante sí a una enigmática dama. "He venido a proporcionarle un último consejo -le dijo la misteriosa mujer- Cuando sobrevuele usted las inmediaciones de la cordillera, se encontrará yendo hacía un largo valle. En determinado momento pasará por encima de un lago que tiene forma de ostra. Allí, si sigue adelante y se introduce en el valle, hacía la derecha, estará perdida y nadie tendrá ya más noticias de usted. En cambio, si tuerce a la izquierda, llegará ante una barrera de cimas, al parecer infranqueables; diríjase entonces hacía una de esas cimas, que verá que tiene la forma de respaldo de una silla puesto al revés. Cuando esté llegando a ella, descubrirá una brecha. No lo dude, pase por esa brecha y todo irá bien".

Al amanecer del siguiente día emprendió el vuelo, mientras en el aeródromo todos sus amigos pensaban que jamás volverían a verla. La aviadora sobrevolaba el largo y encajonado valle por el cual antes de ella cinco pilotos se habían orientado fatalmente, cuando tuvo un repentino sobresalto: bajo su avión, el lago en forma de ostra resplandecía gracias a los rayos del sol matinal. Muy emocionada, se acordó de los consejos de su misteriosa visitante. Sin dudar un instante, apartándose del valle por donde tenía prevista su ruta, viró a la izquierda, hacía el muro de altas cimas que parecían cerrarle el paso.

Al aproximarse distinguió una cima que tenía la forma de un respaldo de silla colocada al revés. Dirigiéndose hacía ella, la aviadora tuvo la grata sorpresa de ver la brecha que su visitante le había indicado. Enfiló por ella y no tardó mucho en hallarse volando por encima de la vertiente opuesta de la cordillera. Sana y salva consiguió llegar a Santiago de Chile. La cordillera de los Andes había sido vencida por una aviadora francesa.

De regreso a Argentina la aviadora se apresuró a entrevistarse con su extraordinaria consejera, ya que se sentía intrigada por la exactitud de la información que le había transmitido antes de iniciar su extraordinaria aventura. ¿Cómo podía tener su misteriosa visitante datos tan exactos acerca de aquellas cimas vírgenes y casi totalmente desconocidas? La dama le transmitió esta curiosa respuesta:

"Nadie, que yo sepa, conoce la cordillera de los Andes. Pero yo pertenezco a un grupo de médiums, y nos habíamos interesado mucho por su viaje, que apasionaba y preocupaba a la opinión pública. En una sesión de espiritismo, una de nuestras amigas, a instigación de un ser del más allá, nos mandó que le transmitiéramos a usted esos informes, y yo fui la designada para efectuar la visita".
(Foto: mujeresenlahistoria.com)

Con el imborrable recuerdo de aquella extraña aventura Adrianne siguió con su gira por Argentina, Chile y Brasil, regresando a París en 1923.   

En 1930 se casa con el piloto Ernest Vinchon y juntos formaron parte activa de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Falleció a la edad de setenta y nueve años en París, el 18 de marzo de 1975. Sus restos mortales reposan en el cementerio de Donnery, en el departamento de Loiret, cuna de su familia. Francia le rindió homenaje en el año 2005 con la edición y puesta en circulación de un sello postal conmemorativo.

Vale la pena reflexionar sobre la puesta en escena de aquella misteriosa mujer y de los mensajes presuntamente transmitidos desde el más allá. El recuerdo de aquella triunfal y, al mismo tiempo, enigmática aventura acompañó a nuestra heroína hasta el final de sus días.



FUENTES CONSULTADAS:
*Tarade, Guy. Documentos de lo Extraño (Colección Enigmas del Universo). Ediciones Daimon, Manuel Tamayo. Barcelona-1976.
*www.mujeresenlahistoria.com: La intrépida aviadora, Adrianne Bolland (1895-1975).




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