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José María Ibáñez.

martes, 14 de diciembre de 2021

MIGUEL DE PIÉDROLA Y BEAUMONT, PROFETA O CONSPIRADOR

 Esther Calvo


Castillo Guadamur (Pixabay. Pmarinas)

 

En 1528, el niño Miguel es confiado a los cuidados del arcipreste de Orbigo. Siendo muy pequeño, hablaba de pasajes de la Biblia, visiones y revelaciones del profeta Ezequiel.

Muy joven dejó la casa del arcipreste y se dedicó a viajar y vagabundear hasta alistarse en los tercios de D. Juan de Austria. Ganó fama entre sus compañeros por diferentes premoniciones que acertó. Se convirtió así en un vidente de fama y pronto era conocido tanto en Toledo como en Madrid. Acertó la muerte de Gregorio XIII y la muerte de D. Juan de Austria. Felipe II confiaba en sus predicciones y lo salvó de las manos de la Inquisición, poniéndole a su servicio. En la corte conoció a muchas personas influyentes, entre ellas a Lucrecia de León, vidente como él.

En Toledo se respiraba miedo, una credulidad malsana en las ideas del Apocalipsis, la Inquisición vigilando cuanto acto tenía lugar, la crítica a la política de Felipe II, el traslado de la Corte a Madrid. La idea de que algún desastre impreciso había de suceder. En palabras de Jesús Fuentes Lázaro: “Se hizo un lugar nocivo  para las almas y peligroso para los cuerpos”. Es aquí donde volvemos a encontrar al soldado-profeta con sus anuncios catastrofistas sobre la caída de la Casa Real y la ruina de España

Todo ello debía ocurrir, porque el era descendiente de los reyes de Navarra y posteriormente llevaría a España a un nuevo orden de gobierno.  A todo esto se sumaron los sueños de Lucrecia sobre la Inquisición y las profecías de Nostradamus, su granito de arena lo aportaron los astrólogos, quienes vaticinaban un gran desastre cósmico anunciado para 1588, por la terrible conjunción de Saturno, Marte y Júpiter, además de un eclipse solar y dos eclipses de Luna. 

Así las cosas, el secretario del Rey, Antonio Pérez, también participó de las conspiraciones urdidas entorno a Felipe II. Lucrecia al igual que Miguel, soñaron con un grupo de personas que se refugiaron en una cueva de Sopeña al lado del Tajo, allí los escogidos podrían salvarse de la catástrofe que se cernía supuestamente, sobre España.

Alonso de Mendoza, canónigo magistral, quiso hacer realidad los sueños de salvación de Lucrecia y Miguel,  para ello pidió ayuda a Juan de Herrera, quien convirtió en bunker una cueva de Villarubia de Ocaña, dotándola de víveres, armas y pertrechos para empezar la reconstrucción de España.

A esta conspiración se afiliaron clérigos por diferentes motivos, teólogos bastante pasados de rosca, mercaderes aprovechados, intelectuales ingenuos y algún grupo selecto de Toledo. Se formó entonces la “Nueva Congregación para la Restauración de España”.

Reclamaron la vuelta de la Corte a Toledo, por haber sido un lugar, que desde el principio de los tiempos, era tierra de los míticos fundadores.  Se realizaron informes, se soñó con la España visigoda y tanto se descontroló la conspiración que reclamaron Toledo como ciudad para fundar una nueva Roma, en aras de que la capital romana, fuera sustituida por lujuriosa y simoníaca.

En 1588, fue detenido Miguel de Piédrola, soldado de fortuna y profeta con miras a proclamarse nuevo rey de España, tras la reforma. Encarcelado dos años en Madrid por un exilio perpetuo. Al no encontrar quien se hiciera cargo de acogerle, ni pagar su manutención, fue encerrado en el castillo de Guadamur “como un nuevo Daniel en el foso de los leones” como comentó Alonso de Mendoza.

Lucrecia fue condenada por la Inquisición al  haber servido con sus sueños para  los fines del secretario del Rey, la fuga de este  hizo que todo el peso se recayera en ella, Chávez el confesor del Rey, se dedicó con ahínco a establecer las bases para su condena.

La Inquisición abrió un proceso contra ella por delitos contra la Fe y contra el rey. Hubo muchas irregularidades en el proceso, pues ella solo confesó las visiones y los sueños, a pesar de ser torturada, no se desdijo de ninguno. Se la condenó a recibir azotes, pero nadie quería ser el autor de los mismos. Sus acusaciones aumentaron, se la trató de blasfema, de sedición, de pactos con el Diablo etc. Su sentencia: los azotes tuvieron que posponerse una semana, se le aplicó el destierro de Madrid y la condenaron a dos años de reclusión en una institución religiosa. Sólo el hospital de San Lázaro se ofreció para acoger a Lucrecia y a su hija, allí vivían personas mendigas y con enfermedades infecciosas. Mas tarde, logró pasar al Hospital de San Juan Bautista, lugar en el cual, no había riesgo de contagio. Sale libre en el año 1595, solo se sabe que su familia la abandonó y que desde ese año, desaparece de la historia.

Tras los informes de los espías al servicio del Rey, Lope de Mendoza, (tal vez pariente del conspirador)  Inquisidor adscrito al Santo Oficio de Toledo, recibe la orden del Consejo Supremo de la Inquisición de que incautase  “rápidamente por sorpresa y evitando toda publicidad” los papeles y documentos de Alonso de Mendoza, para imputar a éste, delitos de sedición, mezclados con los sueños proféticos, anuncios apocalípticos e interpretaciones religiosas.

En mayo de 1590 son apresados todos los sospechosos y a pesar de que Lope de Mendoza, retrasaría la orden, Alonso de Mendoza fue encarcelado en el monasterio jerónimo de Sisla. Mendoza hizo llegar a Roma un escrito, aclarando que el y sus amigos habían sido detenidos por delitos políticos, en concreto por su oposición contra el tributo impuesto al clero por Felipe II.

Alonso  de Mendoza continuó su actividad social, escribía memorandums, recibía visitas en el monasterio, hasta el punto que el prior del monasterio se quejó su convento parecía “una casa de orates, mas que de religiosos”. Acabó por reconocer en los procesos  ante la Inquisición,  que una parte de los sueños de Lucrecia de León y Miguel de Piédrola, fueron de su autoría. Murió olvidado y solo en 1606.

 

Fuentes:

*conlamenteabierta.org

*La conjura del Profeta. Vicenta Ma. Vázquez de la Plata.

*Marquesa de Casa Real. Ed. Stella Maris. Barcelona.

*docelinajes.com

*La conspiración de los profetas. ABC Artículo Jesús Fuentes Lázaro. 21/06/2011.


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