JOSEP MARÍA OSMA BOSCH
El pasado día 21, en una de las rutas culturales por el centro histórico de Palma que imparto, organizadas por el Casal de Barri de S´Escorxador, mediante el Ajuntament de Palma, uno de los puntos que visitamos fue el Forn de la Concepció, situado en la calle de Concepció, y delante del mismo, y a modo de sintésis, narré una anécdota protagonizada por el rey Alfonso XIII (1886-1914) en una de sus visitas a Mallorca. Veamos lo sucedido.
Alfonso XIII (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
El día 17 de mayo de 1886, nacía en el madrileño Palacio Real de la Zarzuela un hijo póstumo del rey Alfonso XII (1857-1885) y de la reina regenta María Cristina de Habsburgo y Lorena (1858-1929), siendo bautizado con aguas del río Jordán, como es costumbre en los miembros de la monarquía española, con los nombres de Alfonso León Fernando María Isidro Pascual Antonio de Borbón y Austria Lorena, pasando a ser conocido en la Historia como Alfonso XIII.
Durante su reinado, iniciado al cumplirse su mayoría de edad para ser entronizado y jurar la Constitución el 17 de mayo de 1902, hasta su derrocamiento y partida hacía el exilio, tuvo a bien visitar en tres ocasiones, y de forma oficial, nuestra isla. Fue en la primera estancia en tierras mallorquinas cuando el monarca protagonizó esta curiosa anécdota.
El 25 de abril de 1902, Alfonso XIII, una vez desembarcado en el puerto de Palma, y ser recibido por las autoridades civiles militares y eclesiásticas en una galera descubierta tirada por caballos ricamente enjaezados para tan magda y real visita. A su lado izquierdo le acompañaba el presidente del Consejo de Ministros, el mallorquín Antoni Maura i Muntaner (1853-1925), quien ocuparía ese cargo en cinco ocasiones a lo largo de su carrera política. Seguidamente, y con una notable escolta militar, el joven rey inició el mismo recorrido por las calles palmesanas, abarrotadas de gente y aclamándole con vítores y aplausos: Born, Mercat, Rambla,Oms, Sant Miquel, Plaça Major, Argentería, Cort, Palau Reial y Catedral, donde se celebró el consabido Te-Deum más tarde, dando después una recepción y almuerzo en el Palacio Real de la Almudaina.
Durante su corta estancia en nuestra isla, pudo degustar la cocina autóctona, quedando encantado con unos pastelillos: los quartos embetumats. Quiso saber donde se elaboraban, Maura le dijo que eran del horno de Cas Donat (actual número 16 de la palmesana calle de la Concepció).Ni corto ni perezoso, Don Alfonso acudió al establecimiento hornero y nombró al propietario, apellidado Miralles, proveedor de la Casa Real. El soberano ordenó al pastelero que le diera la receta de tan rico manjar, pero el artesano, que únicamente en su familia era él que conocía el procedimiento de elaboración, denegó, con todo el respeto y subordinación, la petición regia.
Actual Forn de la Conceoció (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
En el año 1918, una vez finalizada la I Guerra Mundial, el monarca, organizó una cena para vencedores y vencidos. Pensó que aquellos "quartos embetumats" que tanto le engolosaron para los postres. Telegrafío al gobernador civil de Baleares para que le remitiese gran cantidad de ellos. El gobernador, que no era mallorquín, quedó en gran confusión con lo solicitado por el rey. Días más tarde, Don Alfonso, al ver que no le llegaban sus pastelitos mallorquines, volvió a enviar un telegrama al gobernador de nuestro archipiélago.
También en el Gobierno Civil, los funcionarios no eran nativos, y todos estaban apurados intentando adivinar lo que deseaba el rey. El asunto llegó a oídos de "run-run de Can Brondo", denominación palmesana de "radio calle"; fue el dueño del café Can Tomeu, de la plaza de Sa Font de Ses Tortugues, después Café Oriental y hoy reconvertido en una hamburguesería internacional, quien puso el hecho en conocimiento de Bonaventura Miralles, hijo del repostero de Ca´s Donat, hoy Forn de la Concepció el cual se puso en contacto con su padre, y de forma súbita y sin interrupción, preparó centenares de "habitaciones embadumadas", entregándolas en el Gobierno Civil para ser enviadas a la Zarzuela.
Que buena es esta página, he gozado mucho sobre todo con las historias de Mallorca, un gran abrazo
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