Foto: www.bing.com (kurioso.es) |
José María Ibáñez
Me cuentan que misteriosamente y de forma repentina, cientos
de perros se han lanzado al vacío desde lo alto del puente de Overtoun, situado
en la localidad escocesa de Dumbarton, al noroeste de Glasgow. Dicho puente,
construido en 1895, mide unos quince metros de longitud, atraviesa el Overtoun
Burn y forma parte del camino de entrada a una mansión del siglo XIX edificada
por orden del industrial Jame White.
Los primeros suicidios caninos se remontan a mediados de los
años cincuenta y desde entonces, ya son decenas de muertes las contabilizadas.
Según publican los medios de comunicación locales, alrededor de seiscientos
perros han saltado al vacío desde lo alto del puente, que mide algo más de
quince metros de altura. Da la sensación que el puente Overtoun causa un
curioso y terrible efecto sobre los canes que lo cruzan, cuando estos se
desplazan hasta un punto exacto entre las dos orillas del río, sienten la
irresistible necesidad de abalanzarse al vacío.
El rotativo The Sun profundiza en el misterio, mezcla de
folclore y leyenda urbana, recogiendo distintos testimonios sobre tan inusual
fenómeno. “Los sabuesos se arrojan desde lo alto del puente atraídos por los
olores que desprenden otros pequeños mamíferos”. Esta es la teoría de Bob Hull
un pastor local que lleva más de veinte años investigando el fenómeno. Según su
opinión, “los instintos primarios de los perros se despiertan al sentir la
presencia de hurones, visones y otros pequeños mamíferos que fueron
introducidos en la región durante los años cincuenta”. Señalar que los
veterinarios se niegan rotundamente a admitir que los perros se suiciden.
Por otro lado, Paul Owen, profesor de religión y filosofía y
autor de un libro sobre el misterio de los perros suicidas, plantea que el
verdadero motivo “por el que los perros salten al vacío es la presencia de un
fantasma”. En concreto la llamada “Dama Blanca de Overtoun”, una mujer que
nunca superó la muerte de su marido y que falleció en 1908. “Vivió sola durante
más de treinta años y su espectro merodea desde entonces por la zona”. El
autor, al mismo tiempo, descubre en su libro el pasado oscuro y sobrenatural de
la zona; fantasmas, sombras, espíritus y energías extrañas, la gran mayoría
presentes alrededor del puente.
Cabe señalar que la mayoría de habitantes de Dumbarton comparten
la teoría de Paul Owen, ya que crecieron escuchando historias sobre la “Dama
Blanca de Overtoun”, aquella afligida viuda de John White, hijo del industrial
y primer propietario de la mansión.
Aleistar Dutton, conductor de un taxi local opina que “la
gente de Dumbarton es muy supersticiosa”. “Crecimos jugando por la zona de
Overtoun y creemos en fantasmas porque todos hemos viso y sentido a los
espíritus de la zona”.
Marion Murray, residente de Dumbarton manifiesta que, “la
Dama vivió sola durante más de treinta años tras la muerte de su esposo en
1908”. “Su fantasma ha estado acechando el lugar desde entonces, la han visto
asomada por las ventanas de la mansión y paseando por los alrededores”.
Bon Hill, desde hace más de dieciséis años propietario de
Overtoun House, manifiesta que él y su esposa han visto como algunos canes, de
pronto y sin motivo aparente, “saltaban desde lo alto del puente”.
Otro episodio que añade un cariz siniestro a la historia del
puente de Overtoun, ocurrido durante el mes de octubre de 1994, cuando un
hombre arrojó desde lo alto del puente a su bebé de dos semanas porque creía
que el recién nacido era la encarnación del Diablo.
Lottie Mackinnon, quien creció en la villa vecina de Milton,
declaró en aquel entonces durante una entrevista, en el The New York Times, en
2019, que paseaba por el puente en compañía de sus dos hijos y su mascota, una
perra de nombre Bonnie, cuando de pronto, “algo sobrecogió a la border collie
al acercarse a la estructura”.
La mujer afirmaba que su mascota “primero se congeló” y
después “fue poseída por una extraña energía”, antes de correr a toda velocidad
y saltar desde el borde del puente. Tras este inusual episodio, Mackinnon
corrió entre árboles y arbustos por el desfiladero hasta llegar al cuerpo de
Bonnie, que gimió y trató de levantarse. Lottie afirmó que “fue un milagro
que la perrita sobreviviera”.
Emma Dunlop, quien escuchó las historias del misterioso
puente y los “suicidios caninos”, relató que una vez llevó a Ginger, su perro
labrador, a pasear por la estructura y se sorprendió al ver lo que hizo. “Nunca
ha intentado saltar. Pero a veces se congela o duda cuando llega al puente, así
que siempre tengo cuidado”, admitió Dunlop.
En cuanto a casos recientes, los informes indican que el
fenómeno continúa, aunque con menos frecuencia que en el pasado.
FUENTES CONSULTADAS:
*www.infobae.com
*www.abc.es
*supercurioso.com