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José María Ibáñez.

martes, 29 de julio de 2025

DESAPARECE DE SU TUMBA PROFANADA EL CRÁNEO DEL DIRECTOR DE "NOSFERATU"

 José María Ibáñez

Foto: es.wikipedia.org


Realmente nos encontramos ante un misterio digno de su principal protagonista. El mes de julio de 2015, la tumba del legendario cineasta Friedrich Wilhelm Murnau, director de la película Nosferatu (1922), todo un clásico de los films de terror, fue profanada en el cementerio del Suroeste de Stahnsburgo, uno de los más grandes y singulares de Alemania, ubicado en el estado de Brandeburgo, a las afueras de Berlín. Fundado en 1909 por la Iglesia Evangélica, se extiende por algo más de doscientas hectáreas y alberga unas ciento veinte mil sepulturas. Lo más inquietante del suceso es que su cráneo fue robado. Junto a la tumba se hallaron restos de cera, lo que desató todo tipo de especulaciones sobre la celebración de rituales ocultistas.

Friedrich Wilhelm Murnau (1888–1931) fue uno de los directores más influyentes del cine mudo y un pionero del lenguaje cinematográfico moderno. Nacido en Alemania como Friedrich Wilhelm Plumpe, adoptó el nombre artístico de “Murnau”, inspirándose en una localidad bávara que visitó en numerosas ocasiones durante su juventud. Efectivamente, Murnau am Staffelssee, es una ciudad mercado situada junto al lago Staffelssee, en los Alpes Bávaros.

Murnau revolucionó el cine con su enfoque visual y técnico. Maestro del expresionismo alemán, su obra “Nosferatu” es un ícono del cine de terror y del expresionismo, con atmósferas sombrías, iluminación dramática y simbolismo visual. Innovador en el uso de la técnica, introdujo la cámara subjetiva, que muestra el mundo desde la perspectiva del personaje, como en “El último” (1924).

En “Amanecer” (1927), combinó el expresionismo alemán con el realismo estadounidense, creando una obra lírica que ganó el primer Oscar a la mejor calidad de producción. Influenciado por la pintura romántica alemana, sus películas tienen una composición visual cuidada, con uso de claroscuros y encuadres poéticos.

Vale la pena recordar que, Murnau está vinculado a leyendas esotéricas por su estrecha colaboración con Albin Grau, productor de Nosferatu y miembro destacado de la logia ocultista “Fraternitas Saturni”, con el nombre mágico de Maestro Pacitius. Realmente, Albin Grau fue mucho más que el productor de la película, fue el alma esotérica detrás de Nosferatu. Nacido en Leipzig en 1884, Grau era artista, arquitecto, ocultista y diseñador de producción y, dicen, que su influencia se siente en cada sombra y símbolo de dicho film. Recordemos que Fraternitas Saturni (Hermandad de Saturno), es una de las órdenes ocultistas más influyentes de Alemania. Fundada oficialmente en 1926 por Eugen Grosche (alias Gregor A. Gregorius) tras la Conferencia de Weida, esta logia mágica se caracteriza por su enfoque en el esoterismo astrológico, la magia sexual y el arquetipo de Saturno, con un estilo muy personal y provocador.

Fundador de Prana Film, la productora creada para explotar temas ocultistas y sobrenaturales, Grau diseñó los decorados, vestuario y materiales promocionales, impregnando la película de una estética ritual y mística.

Albin concebía al vampiro como un cuerpo astral, una entidad que se alimenta de la energía vital (prana), lo que da nombre a su productora. Participó en la Conferencia de Weida en 1925, junto a figuras como Aleister Crowley, lo que le posiciona en el epicentro del ocultismo europeo. Tras el juicio por derechos de autor con la viuda de Bram Stoker, Prana Film quebró, y Albin Grau se dedicó exclusivamente al ocultismo. Durante el régimen nazi, fue arrestado y pasó un año en prisión. Tras la guerra, reconstruyó, desde Berlín Occidental, la Fraternitas Saturni

Aunque Nosferatu fue su única película como productor, Grau dejó huella en el cine como visionario del terror simbólico. Su arte apareció en revistas esotéricas como Saturno Gnosis, y sus ideas sobre geometría sagrada y magia astral siguen fascinando a estudiosos del ocultismo.

La película ha sido objeto de mitos, desde el aura maldita que la rodea hasta la leyenda de que Max Schreck (1879–1936) era realmente un vampiro. Fue un actor alemán de teatro y cine, célebre por su inquietante interpretación del Conde Orlok en Nosferatu (1922), la primera adaptación cinematográfica de Drácula. Su nombre, que en alemán significa “terror”, parece haber sido predestinado para el papel que lo convirtió en leyenda.

Murnau falleció trágicamente en un accidente automovilístico poco antes del estreno de la película “Tabú”, a los cuarenta y dos años. Su legado sigue vivo en cada plano de la cámara y en cada sombra que sugiere más de lo que muestra. La policía alemana nunca resolvió el caso.

El mausoleo fue sellado para evitar nuevas profanaciones. El destino del cráneo sigue siendo un misterio. Nadie, oficialmente, sabe donde está. 


FUENTES CONSULTADAS:

*fandomcinema.com

*www.elmundo.es

*www.rtve.es

*es.wikipedia.org

*cinescopia.com

*www.biografiasyvidas.com

*www.elpais.com

 

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