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José María Ibáñez.

sábado, 12 de abril de 2025

EL ESPÍA MÁS PEQUEÑO DE LA HISTORIA

 José María Ibáñez


Foto: www,bing.com


Se trata de uno de los espías más famosos de su época, para algunos historiadores e investigadores de la temática, de toda nuestra historia. Se apellidaba Richebourg, era de nacionalidad francesa y nació alrededor de 1768, en algún lugar del país galo. Medía cincuenta y ocho centímetros, tenía una gran memoria y un oído muy fino. Fue reclutado por la casa de Orleans en tiempos de la Revolución Francesa, con el objetivo de cruzar las líneas enemigas y conseguir intercambiar información privilegiada.

La puesta en escena del pequeño agente secreto era de lo más rocambolesca. Richebourg era cuidadosamente rasurado, vestido de bebé, colocado cómodamente en su carrito y convenientemente tapado. Así, disfrazada, la "criatura" cruzaba entre amigos y enemigos acompañado siempre y sin despertar la más mínima sospecha por su fiel niñera.

Su cómplice habitual, una anciana que también trabajaba para la casa y la causa era la encargada de pasear al pequeñuelo con el carrito y cumpliendo con el papel de nodriza que cuidaba del retoño de sus señores, operaba a ambos lados de la frontera. La persona receptora del mensaje se acercaba sigilosamente al carrito del bebé y lo recibía verbalmente.

La misma estrategia se utilizaba para recoger todo tipo de información del enemigo. Cuando la ocasión así lo requería dejaba al chiquitín dentro del carrito lo más cerca posible de guardias y oficiales del ejército. La niñera, con la excusa de tener que hacer un recado urgente, le confiaba a su cuidado al bebé que, como aquel que no quiere la cosa aguzaba el oído y memorizaba toda la información recogida. Para no despertar la más mínima sospecha la niñera informaba a guardias y oficiales que el pequeño retoño estaba algo enfermito y que lo mejor en estos casos era no despertarlo. De esta forma, la verdadera identidad de Richebourg quedaba totalmente en el anonimato.

Me dicen que Richebourg, el espía más pequeño de la historia falleció el año 1858 en París. Vivió hasta los noventa años disfrutando de una placentera vida gracias a la suculenta pensión vitalicia suministrada por la casa de Orleans como agradecimiento a los importantes y trascendentales servicios prestados.

Nunca se identificó con un partido, movimiento o alguna facción específica, lo que le permitía trabajar para diferentes grupos durante la Revolución Francesa. Su innata habilidad para obtener fácilmente todo tipo de información sin ser descubierto lo ha convertido en una figura legendaria. A pesar de que en Francia, según parece, se sospechaba y rumoreaba sobre la existencia de un espía enano. Nadie logró atraparlo.

Su historia es un claro ejemplo de cómo la astucia y la creatividad pueden convertir a cualquier ciudadano de a pie en una pieza clave en momentos históricos e histéricos.

Aunque, como ya es más que habitual, nada sobre este más que interesante personaje se refleja en los manuales de historia, su importante aportación como espía durante la Revolución Francesa no nos cabe la menor duda; Rochebourg ha pasado a la posteridad por su particular y original técnica de espionaje.

Un consejo. En los tiempos actuales cada vez más controlados a través de los variopintos sistemas de espionaje si estamos manteniendo una conversación delicada en plena calle o en unos jardines púbicos y tenemos demasiado cerca  un bebé placenteramente acomodado en su cochecito, tomamos precauciones, tengamos mucho cuidado, no sea que el chiquití
n, emulando al señor Richebourg, nos esté espiando.


FUENTES CONSULTADAS:

*Ibáñez, José María. La Mano Negra. Anima Ignis Ediciones. 2023.

*Garnier, Eduardo. Fenómenos. Enanos y Gigantes que hicieron historia. Círculo Latino Editorial. 2006.

*www.infobae.com

*okdiario.com

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