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José María Ibáñez.

domingo, 6 de abril de 2025

EL METRO SECRETO DE MOSCÚ

 José María Ibáñez

Foto: Mapa de la Inteligencia Norteamericana
que expone la ruta del Metro-2 de Moscú.
CC/WIKIMEDIA COMMONS.


Finalizada la Segunda Guerra Mundial, en plena "Guerra Fría", los líderes de la U.R.S.S. temían un ataque nuclear. Este temor les llevó a construir búnkeres, algunos de los cuales todavía se pueden visitar en la actualidad. Pero, todavía no se ha podido demostrar, también a construir un metro secreto en el suburbano: el llamado Metro-2.

Quizá se trate de una leyenda urbana, pero la construcción de este segundo metro de funcionamiento más o menos paralelo al primero, fue presuntamente ideada por Stalin, y codificada como D-6 por el KGB. Este sistema estaría diseñado para proporcionar rutas de evacuación de emergencia para los líderes soviéticos, así como para servir de centros de comunicación y puestos de mando, incluyendo el búnker bajo el Kremlin.

Su construcción, envuelta en el más estricto secreto, fue una proeza de ingeniería interesante como misteriosa. Se cree que esta red subterránea incluía túneles, habitaciones, oficinas e incluso pisos totalmente equipados, listos para albergar a la élite soviética en caso de necesidad.

Ya sabemos que el proyecto pasó a denominarse Metro-2, lo que no sabíamos es que guardaba celosamente otro secreto. Se trata nada más y nada menos que una ciudad-búnker, Rámenky-43, donde, en caso de necesidad, se esconderían los altos jerarcas del país. Esta localidad subterránea tendría una extensión de dos kilómetros cuadrados, contando con almacenes provistos de víveres para sobrevivir. al menos, durante treinta años.

Al parecer, muchos ciudadanos moscovitas creen firmemente en la verdadera existencia de la línea secreta. Los motivos por los que aseguran que realmente existe el segundo metro son, entre otros, el hecho de que existen personas que afirmaban haber trabajado en su construcción y que en Moscú hay tapaderas de pozos y salidas de ventilación en distintos lugares, que no se corresponden con el trazado del metro oficial.

Por otro lado, también se menciona sobre la existencia de fotografías en el Kremlin, hechas en los años setenta, donde se aprecia una galería abierta como las que se utilizan para la construcción del metro. Además, al parecer, por toda la ciudad de Moscú, hay restos de estas galerías y pozos de ventilación, en apariencia abandonados, pero muy protegidos. Incluso en el interior del metro oficial hay puertas y escaleras que parecen no conducir a ningún sitio.

Una fuente interna le relató a "Rusia Hoy", que los oficiales que tienen acceso al Metro-2 "tan solo tienen permiso para una de las partes del sistema. Ninguno de ellos sabe cuantos niveles de autorización existen, por lo que nadie puede ver el conjunto, ni tener todo el plano, lo que hace que la desclasificación de toda la instalación sea prácticamente imposible".

Cabe señalar que, en 1994, al parecer, un grupo de jóvenes exploradores urbanos declaró a la prensa "haber descubierto una entrada al sistema, una puerta bloqueada, al final de un ramal inhabilitado, entre las estaciones de Sportivnaya y Universitet", lo que generó en el ciudadano de a pie un gran interés y mucha especulación.

Por otro lado, mencionar que, ex espías del KGB han confirmado la existencia del metro secreto y personas cercanas al gobierno han efectuado declaraciones a la prensa, efectivamente, confirmando la existencia real de este segundo metro, añadiendo "que se mantiene en secreto" como no, "por razones de seguridad".

De todas formas, con tal de calmar la sed de indagar para intentar obtener más información al respecto, las autoridades decidieron abril al público en general dos de los lugares hasta entonces más secretos del país: el Búnker Izmailovo, antiguo refugio de Stalin y el Búnker-42, refugio para las grandes personalidades. Ambos pueden ser visitados y muestran como eran los grandes escondites soviéticos para utilizar en caso de guerra nuclear. O, dicho de otro modo, una golosina para los amantes de los oculto, que se siguen preguntando si el misterioso Metro-2 y la ciudad subterránea de Rámenki-43, son solo proyectos que nunca se llevaron a cabo o si en realidad existen, pero en el más absoluto secreto. Todavía sigue siendo un misterio.

A pesar de la falta de pruebas concretas, la presunta existencia del metro secreto de Moscú, sigue siendo, y no nos cabe la menor duda, un tema fascinante en la cultura popular y la historia oculta de la capital.

De todas formas, no existía ninguna prueba sólida de su existencia  hasta el año 2006. Este año se derribó el conocido Hotel Rossiya, en su momento el más grande del mundo, disponía con más de tres mil habitaciones y estaba ubicado cerca de la Plaza Roja, uno de los más prestigiosos de Moscú. Fue entonces cuando apareció algo sorprendente y desconocido: Se hallaron túneles que estaban conectados directamente con el Kremlin. Recordemos que hace unos cuantos años este hotel era una auténtica joya, ya que era donde se reunía el conocido Comité Central del Partido Comunista, para realizar sus épicas reuniones.

De momento y hasta nuevo aviso, es de sumo interés ofrecer de primera mano algunos testimonios sobre el metro oculto de Moscú, el Metro-2. La primera persona, que sepamos, sacó a la luz este secreto fue el escritor Vladimir Gonik, en 1992, en su obra "Perispodnyaya" (el mundo interior ruso), narraba la supuesta huida de un fugitivo a través del "Metro Secreto"  de Moscú. Esta obra fue escrita tras veinticinco años de investigación. Su publicación causó mucho revuelo entre la población rusa porque, entre otras cosas, el autor fue duramente interrogado por agentes del FSB, el Servicio de Seguridad, lo que le dio una verosimilitud a la obra muy grande ante la opinión pública.

Este mismo año el Departamento de Defensa de los Estados Unidos rebelaba una serie de mapas del supuesto Metro Secreto, su extensión y el sistema de transporte militar que utilizaban. La revista Ogonek lo bautizaría como el Metro-2, siguiendo con el nombre utilizado por los seguidores de la leyenda urbana. Recordemos que la revista Ogonek fue una de las publicaciones semanales más antiguas de Rusia, en circulación desde 1923 hasta 2020. Durante la era soviética, desempeñó un papel clave en la difusión de la cultura y la vida cotidiana del país, convirtiéndose en una fuente de información muy influyente para intelectuales y ciudadanos interesados en la realidad soviética.

En el año 2001, un famoso agente doble del KGB exiliado en Gran Bretaña, comentó "que dentro de los túneles existían depósitos gigantescos de armas nucleares y biológicas, capaces de arrasar países enteros".

Posteriormente, en el 2006, Shaiva Chigrinsky, responsable del proyecto d demolición del Hotel Rossiya, situado frente al Kremlin "denunció públicamente las presiones que había sufrido en sus propias carnes tras descubrir debajo de edificio en búnker unido a un sistema de túneles con una capacidad para cuatro mil personas. Tanto él como su equipo de trabajadores fueron silenciados y amenazados".

En el 2008, Svetlana Razina, directora del sindicato independiente de trabajadores del metro, afirmó que se había efectuado una selección de trabajadores, entre el personal del metro, para trabajar en las "instalaciones secretas, pero que solo uno fue elegido". También, en que fuera director del metro de Moscú, Dimitri Gayev, "confesó que no sabía nada sobre la existencia de Metro-2, pero que no le extrañaría em absoluto que realmente".

Por último, destacar que el gobierno ruso jamás ha desmentido la existencia de estos túneles, pero tampoco se ha pronunciado a favor de la existencia de Metro-2.

Hoy en día, los más que posibles accesos al Metro-2 siguen estando muy restringidos y rodeados por una espesa cortina de seguridad. A pesar de las numerosas peticiones de historiadores y entusiastas para poder visitarlos, el gobierno mantiene un estricto control, dejando el espacio suficiente para la especulación y las teorías fantasiosas. Este halo de misterio sigue fascinando, llevando a muchos a preguntarse que se esconde realmente en las profundidades de la capital rusa.

El Metro-2 se ha convertido en un elemento básico de las leyendas urbanas de Moscú. No faltan las historias de pasadizos secretos que conducen a búnkers nucleares que conectan el Kremlin con otros lugares de importancia estratégica. Todo ello contribuye a la fascinación por este lugar prohibido e inaccesible, convirtiendo todo el tinglado en un símbolo del periodo soviético.

La historia del Metro-2 no es solo un viaje, una aventura, a través de túneles subterráneos, sino una exploración de los miedos y esperanzas de una época. En cada rincón oscuro y en cada leyenda que lo rodea se refleja la complejidad de un periodo histórico que marcó la entidad del pueblo soviético.


FUENTES CONSULTADAS:

*Archivo de Historias Olvidadas.

*www.indomio.es

*www.elconfidencial.com

*supercurioso.com

*es.rbth.com

*amigos-de-rusia-blogspot.con





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