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José María Ibáñez.

viernes, 25 de febrero de 2022

ATHANASIUS KIRCHER Y EL ÁRBOL DE LA VIDA

 Esther Calvo


Árbol de la Vida atribuido a Athanasius Kircher (1656)
Foto: wikipedia.org.


                   

Una de las figuras más importantes en muchos ámbitos de la cultura barroca fue Athanasius Kircher. Nacido el 2 de mayo en 1601 ó 1602. Fallecido en Roma en 1680. Hijo del Doctor en Teología Johannes Kircher, aunque no llegó a ordenarse, procuró que sus hijos, 3 varones y 3 mujeres ingresaran en distintas órdenes religiosas, dado que su familia no podía costear los estudios a todos.

Athanasius inició sus estudios de humanidades en el colegio jesuita de Fulda. A los 16 años ingresó en el seminario jesuita de Paderborn, destacando en lenguas clásicas y ciencias naturales; en 1628 fue ordenado sacerdote jesuita, aprendiendo hebreo y griego para profundizar sus estudios de humanidades, ciencias naturales, matemáticas y complementando estos estudios con los de filosofía en Colonia.

Viajó por toda Europa, se trasladó a Roma, desde donde salió a Nápoles, Sicilia y Malta, a fin de estudiar el vulcanismo, volviendo a Roma, donde permaneció hasta su muerte. Desarrolló una impresionante carrera intelectual, en medio del ambiente difícil de la Guerra de los 30 años.

En 1638 estudió el estrecho de Mesina, donde le atrajo poderosamente la atención los ruidos subterráneos. En Palermo estudió los mamuts, las erupciones del Etna, el Stromoboli y la terrible erupción del Vesubio de 1630. Emuló a Plinio el Viejo en el año 79 y como él bajó al cráter del Vesubio para medir las dimensiones y observar la estructura interna. 

Cuando preparaba su vuelta a Nápoles, un terrible terremoto destruyó la ciudad de Euphemia. En conjunto, todas estas observaciones le llevaron a escribir su libro “El mundo subterráneo” 1664-1665. Además investigó sobre el magnetismo, la luz y los fenómenos asociados a ella, la óptica, el ojo, la refracción, la linterna mágica, de la cual inventó el último modelo el cual se considera el más perfecto. En 1671 escribió “Ars magna lucis et umbrae”, describiendo diferentes artilugios relacionados con las luces y las sombras, también varios diseños de relojes solares, fue una de sus contribuciones a la gnómica del SXVII. Inventó también  una arpa eólica que sonaba con el paso de las corrientes, basada en el arpa del rey David, quien la  situaba  en la cabecera de su cama para obtener este efecto.

Su conocimiento profundo del copto y los jerolíficos, llegó al conocimiento de uno de los primeros propietarios del manuscrito Voynich, Georgius Barschius, quien escribió a Kircher a fin de que intentara dilucidar el Manuscrito, pero no tuvo respuesta. Otro propietario del Manuscrito, Johannes Marcus Marci, le envió el Manuscrito con una carta en la que le decía que dicho tratado  se atribuía a Roger Bacon, pero con serias dudas, porque se desconocía el origen del Manuscrito. No consta que obtuviera resultado alguno y el Manuscrito quedó en la biblioteca jesuita, hasta que años más tarde dicho tratado pasó a la Biblioteca Vaticana. Desde la cual se trasladó a la villa Mondragone, donde lo encontró y compró Wilfred M. Voynich en 1912.

La obra de Kircher es muy extensa, habla del misterio de los números, matemática pitagórica, de los obeliscos de Egipto, ciencias naturales, política, el arca de Noé, etc. El tratado que nos interesa por su relación con la Cábala es “Aedipus Aegiptiacus”. En el se encuentran numerosas tablas de astrología, regencias planetarias, cuadrados mágicos que luego se adaptarán a los sigilos planetarios. Correspondencias con los meses hebreos y los poderes arcangélicos, el hombre como imagen del macrocosmos,  magia egipcia de los jeroglíficos, teología de los dioses egipcios. En suma la obra más importante en relación a los jeroglíficos egipcios. A pesar de basarse en la mesa isíaca, elaborada en bronce y plata que representa a varios dioses y diosas con Isis en el centro que representa el universo polimórfico, es una obra del renacimiento tardío donde se da cuenta de extravagancias barrocas, a pesar de ser una representación de una doctrina sincrética y ecléctica. Sus traducciones de los jeroglíficos son poderosas, a pesar de que, como sabemos, los verdaderos significados de dicho jeroglíficos, no se lograron hasta que Champollion encontrara la Estela Rosetta en 1924.

Las fuentes de Kircher son numerosas, el mismo declara que su “Aedipus Aegiptiacs” están basado en la mitología griega, la Cábala judía, la astrología caldea, las matemáticas pitagóricas, alquimia árabe y la filología latina.

De la Cábala judía, en la cual se inspiró,  nos centraremos en el Árbol de la Vida que ilustra el presente artículo. El Árbol  representa las 10 sefirot, de arriba a abajo Keter la conexión con la Luz, Jojmá, la intuición, la sabiduría, el Padre cósmico. Biná la inteligencia, la Madre. Jesed la Misericordia, el amor universal, la benevolencia. Gueburá el Poder, el juicio o el Rigor. Tiferet, el equilibrio, la belleza. Netsaj, la naturaleza, el amor, Hod la mente, la inteligencia intelectual, la medicina. Yesod, los sueños, el ego, la esfera de la  sexualidad. Maljut, la tierra, lo físico, el cuerpo humano. Además en cada esfera se contemplan los nombres de Dios, vemos las tablas de la Ley, la menorá. Los 365 decretos negativos, los 248 preceptos positivos. Las sefirot están unidas por 22 canales, sobre los cuales se pueden ver las 22 letras hebreas, dichos canales y las 10 sefirot, suman 32 que serían los senderos cabalísticos de la sabiduría. Todo ello coronado por una esfera a la cual llama Horizon Aeternitatis y en Cábala hebrea vendría a equivaler a la expresión Ein Sof Or. Lo curioso de este árbol está en los senderos que unen Hod y Maljut y la esfera de Netsaj y Maljut, puesto que en los árboles tradicionales de el Ari (Isaac Luria) o Moshé Cordovero no existen.

Este árbol reaparece en el siglo XIX con el esoterismo inglés(Golden Dawn) y la cábala cristiana. En la web "El eclipse de Dios", explica: "El Árbol de la Vida es un diagrama simbólico, que representa al "Hijo de una Mujer", quien es, también, "El Hijo del Fuego". Esto es precisamente lo que el Árbol de la Vida es en realidad, porque es común en la tradición cabalística que el Árbol de la Vida representa al Hombre Arquetípico o al Gran Hombre, (...). En Masonería, este Maestro Constructor está representado por Hiram Abiff, y en el Cristianismo Gnóstico por el Logos o Verbo".


Fuentes:

*http://eclipsededios.blogspot.com/2015/11/el-arbol-de-la-vida-athanasius-kircher.html

*https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1bala

*https://es.wikipedia.org/wiki/Atanasio_Kircher




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