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José María Ibáñez.

sábado, 19 de febrero de 2022

HISTORIA MILENARIA DEL PUEBLO MUISCA

 Esther Calvo



Pedro Szekely from Los Ángeles. USA. Gold Museum, Bogotá
wikipedia.org



Bogotá, nombre de la capital de Colombia, proviene  de la palabra bacatá, un vocablo chibcha que significa “campo para sembrar”. Dicha localidad se encuentra en el departamento de Cundinamarca, a 2.625 metros sobre el nivel del mar. Situada en lo que geológicamente se llama el altiplano cundiboyacense.  En esta ciudad, se encuentra  el Museo del Oro, en cuyas instalaciones se puede recorrer el pasado de los pueblos precolombinos, entre otros,  los chibchas o muiscas.

Para quien desconozca la historia precolombina, esta se divide en el periodo premuisca, etapa en la cual llegarían los primeros pobladores desde Centroamérica al altiplano cundiboyacense, se estima que hace 18.000 años, aproximadamente. De acuerdo con los yacimientos arqueológicos, esta época comprende diferentes periodos de ocupación humana:

Periodo Paleoindio: Como se ha apuntado antes, los primeros pobladores  llegaron desde Centroamérica,  entre el Pleistoceno tardío e inicios del  Holoceno, se corresponde con el periodo arcaico de América.  En el yacimiento de Tibitó (Tocancipá), a 47 kilómetros de Bogotá, se ha hallado un sitio de matanza de megafauma pleistocénica. Estos grupos humanos se asentaron principalmente al interior de abrigos rocosos, sobreviviendo gracias a la caza del caballo americano, el venado gris, y especies menores como el armadillo, el zorro cangrejero y el perro de monte.

Periodo Paleoarcaico: Con el inicio del Holoceno, hacia el 10.000 AC, se extinguieron los mastodontes y el caballo americano. La temperatura y la humedad aumentaron, favoreciendo el incremento de bosques de encenillo y roble colombiano, que desplazaron la zona de páramo entre 300 y 400 metros, hacia alturas superiores a 3600 metros. En ese momento, los grupos humanos empiezan a darle mayor importancia a la recolección, y se inicia la domesticación del curí o conejillo de indias.

El sitio arqueológico de "El Abra", entre Tocancipá y Zipaquirá, revela vestigios de una cultura conocida como "abriense", de la cual se han hallado restos a lo largo de una amplia zona geográfica, incluso hasta las riberas del río Magdalena. Esta cultura, cuya antigüedad está calculada en unos 12.000 años, habitaba abrigos rocosos, pero no de forma permanente, sino ocasional.

Periodo Herrera: Se trata de un grupo humano agroalfarero que ocupó un extenso territorio. De este período se ha encontrado cerámica pintada con motivos geométricos y restos de pequeños caseríos sobre terrazas artificiales. También se constata el progreso de las prácticas agrícolas, en especial el cultivo del maíz y la domesticación del Pisco o Pavo americano. Se encuentran grandes vestigios de la Cultura Herrera-Prechibcha en los alrededores de la ciudad de Tunja y el valle de Hunza.

Civilización muisca: Entre el 500 AC y el 800 dC., llegó una nueva oleada de pobladores al altiplano, cuya presencia está indicada por cerámica pintada y por obras de adecuación agrícola y de vivienda. Estos nuevos pobladores eran los muiscas, (el significado de esta palabra en chibcha quiere decir hombre o gente),  pertenecientes a la familia de lengua chibcha. En el ámbito académico ha sido aceptada la idea de que el término chibcha se emplea para designar a la familia lingüística de la cual los muiscas forman parte, aunque, en el ámbito popular, «muisca» y «chibcha» siguen siendo términos sinónimos, de amplio y extendido uso.

Al parecer los muiscas se integraron a la población que ya habitaba el territorio. La familia de pueblos chibchas incluye a los indígenas de la Sierra Nevada, Santa Marta, (Kogui,Ijka,Wiwa y Kankuamo) y la vertiente de la Sierra Nevada del Cocuy (U’wa, o Tunebos, y Guanes ), además de los Laches entre otros. El territorio del actual departamento de Cundinamarca fue ocupado por una gran variedad de culturas: muiscas, panches,  tapaces  o colimas, muzos y otras tribus.

La transición entre el "Período Herrera" y el poblamiento muisca se dio de forma paulatina, ya que en algunas zonas coexistieron por algún tiempo. Finalmente se generalizó la cerámica que se asocia con los muiscas, al menos en el departamento de Cundinamarca, en un territorio mucho menos extenso, pero eventualmente más densamente poblado que el del "Período Herrera", en particular durante el período muisca tardío (1200 a 1600 d.C.). Este panorama, en el que el territorio de Cundinamarca fue ocupado por varios grupos, coincide con el que se registró en el momento de la llegada y colonización de los europeos.

El mito de El Dorado: Cada año, el cacique de Guatavita, celebraba una ceremonia en la cual cubría su cuerpo con una sustancia viscosa  y se aplicaba oro en  polvo, el Hombre Dorado, le llamaban. Dispuesto y solo en una balsa, era transportado al centro de la laguna de  Guatavita. Una vez allí se sumergía dejando una bellísima estela dorada que cubría toda la laguna, esta  ceremonia dedicada a la divinidad, fue el origen del mito de El Dorado. Corrió entre los españoles la leyenda de una ciudad dorada, con piedras preciosa y riquezas inimaginables. La codicia de los soldados pondría en marcha muchas expediciones a la búsqueda de la fabulosa ciudad. Recordemos la famosa odisea de Lope de Aguirre “El Loco”, a quien se acusó de ejecutar violentos asesinatos selectivos  para lograr ser el líder de  uno de los viajes en busca de El Dorado. También encabezó una rebelión contra la monarquía española, razón por la cual fue asesinado en Barquisimeto, la actual Venezuela.

Dios o civilizador: La religiosidad de los indígenas contemplaba varios dioses uno de ellos fue Bochica. Según este mito, desde los llanos del Oriente llegó a la Sabana de Bogotá,  hace mucho tiempo, un hombre desconocido, de piel blanca y ojos azules, con el cabello y la barba larga hasta la cintura, cogida la cabellera con una cinta, con los pies descalzos, y vistiendo una manta o túnica hasta las pantorrillas, atada con un nudo sobre el hombro derecho. Entró por el pueblo de Pasca, y de allí pasó a Bosa, donde se le murió un camello que traía, cuyos huesos conservaron los muiscas. Este hombre, conocido como Bochica, recibió otros nombres, como Chimizapagua (que quiere decir «mensajero de Chiminigagua»), Nemqueteba y Xué.

Bochica les enseñó a los muiscas a hilar algodón y tejer mantas, pues antes de esto, se cubrían con unas planchas burdas de algodón en rama, atadas con cordezuelas de fique. Desde Bosa fue a Fontibón, Funza y Serrezuela (actual Madrid, Cundinamarca) y Zipacón, desde donde tomó rumbo hacia el Norte. En Cota duró algunos días enseñando a un gran número de gente de todos los pueblos vecinos. Allí habló desde un promontorio alto, al que le hicieron un foso alrededor de más de dos mil pasos para que la gente no lo atropellase y pudiese hablar libremente. En ese sitio hicieron después un santuario. Por las noches, dormía Bochica en una cueva a las faldas de una de las montañas que circundan a Cota. Después prosiguió su viaje hacia el Nordeste, hasta llegar a la provincia de Guane, en el actual departamento de Santander y desde Guane se volvió hacia el Este y entró en la provincia de Hunza  actual Tunja en donde continuaría su labor de enseñanza y guía espiritual, para luego dirigirse al valle de Sogamoso  en donde desapareció.

“Los muiscas: la historia milenaria de un pueblo chibcha”

“En mayo de 2019,  Carl Henrik Langebaek Rueda, antropólogo y vicerrector académico de la Universidad de los Andes, presentó su libro Los Muiscas: la historia milenaria de un pueblo chibcha. “Aunque las condiciones de trabajo de los muiscas para sobrevivir fueron difíciles, según muestran sus restos óseos, este grupo indígena del altiplano, nunca tuvo problemas de desnutrición.

En este libro, el autor intenta desmontar mitos alrededor de una cultura de la que poco se conoce. Se dice que la población indígena tenía problemas de alimentación, un alto nivel de enfermedades y que tenían una organización en la que unos caciques ejercían el poder.

Sin embargo, en ‘Los Muiscas’ se evidencia una diversidad de productos además del maíz que confirmarían que no sufrieron problemas de nutrición. Se nombra por ejemplo a la papa, los fríjoles, tubérculos, ahuyama, calabaza y una variedad de plantas. Sobre la comida de origen animal se halló el consumo de peces, curí, venado y aves.

“En la sociedad muisca había un proyecto colectivo y los líderes trabajaban en torno a intereses comunales. Langebaek explicó que había diferencias sociales, pero no el abuso por parte de unos pocos.”

Además, se resalta una estricta división de género en el trabajo y algunos entierros dejan entrever un prestigio notable de algunas mujeres y un sistema de filiación a través de la madre.

En Cundinamarca y Boyacá alcanzaron a habitar entre 4 y 8 millones de personas del pueblo muisca. Los primeros llegaron desde antes de la aparición de la agricultura y la cerámica, provenientes de sociedades centroamericanas que se desplazaron hacia Suramérica y se mezclaron con habitantes de esa región.

Los muiscas no han desaparecido. Los recientes estudios indican que se transformaron en campesinos y se mezclaron con población de origen europeo. De hecho, durante la conquista este grupo transformó completamente su mundo, cuando las élites indígenas se incorporaron al mundo colonial.

De la mano de la arqueología, el autor describe el origen genético, la cultura y costumbres para acercar estos conocimientos y entender los orígenes de esta parte de la sociedad colombiana. El libro deja ver también las herencias de ese grupo en la organización de hoy: pautas de alimentación, costumbres y formas de ver el mundo.

 

Fuentes:

*https://uniandes.edu.co/es/noticias/historia-lenguaje-y-cultura/los-muiscas-un-viaje-a-nuestros-origenes

*https://es.wikipedia.org/wiki/Muiscas

*Los Muiscas: la historia milenaria de un pueblo. Autor: Carl Henrik Langebaek Rueda.

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