José María Ibáñez
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Foto: hostelman.com |
El “Cementerio de los Sin Nombre” (Friedhof der Namenlosen), es
un pequeño, misterioso y conmovedor camposanto ubicado en el distrito de
Simmering, cerca del puerto de Albern, a orillas del río Danubio, en la ciudad
de Viena. Fue creado para sepultar a todos los que fallecieron en el río
vienés, muchos de ellos sin identificar.
La atmósfera que lo rodea, tranquila, apartada, con sus
sencillas cruces de madera sobre las sepulturas, refleja el anonimato y las
trágicas historias que vivieron los cuerpos allí sepultados. Mientras muchas de
las tumbas permaneces sin marcar, el cementerio se erige como un solemne y
respetuoso recordatorio de vidas perdidas y olvidadas. Ya no está operativo,
aquí ya no se entierra a nadie desde 1940. Por si te interesa visitarlo, está
situado a las afueras de la capital de Austria y lo mejor es hacerlo en taxi o
vehículo particular.
Los ciudadanos austríacos lo saben y así nos lo cuenta la
historia. Desde el siglo XIX el río ha arrastrado cuerpos de personas que
habían caído accidentalmente o debido a otras trágicas circunstancias. Como
resultaba del todo imposible identificarlas se les daba sepultura en este
cementerio, con lápidas simples y sin nombre en la mayoría de los casos.
A pesar del carácter un tanto sombrío el lugar es un fiel
reflejo de la relación tan especial que los vieneses tienen con la muerte. En
Viena, los cementerios no tan solo son espacios de duelo, sino también
auténticos parques llenos de historia, arte y cultura. El Cementerio Central,
por ejemplo, cuenta con amplias avenidas arboladas, monumentos impresionantes y
rincones perfectos para un paseo relajado y disfrutar de un ambiente
melancólico y sereno, ideal para la reflexión.
Sus características más destacadas: está situado en una zona
muy tranquila, lejos del bullicio de la ciudad, lo que le da un aire solemne y
melancólico, además, muchas de las tumbas solo tienen unas pocas inscripciones
o simplemente números, reflejando la falta de identidad de quienes descansan en
aquel lugar.
Queda claro que el camposanto tiene una importancia cultural
e histórica muy significativa. Más allá de tratarse de un lugar de descanso
para quienes fallecieron sin ningún tipo de identificación en el rio Danubio,
también representa una reflexión sobre la memoria, la identidad y la relación
de los habitantes de la gran ciudad con la muerte.
Se trata de un símbolo de la historia de la capital
austríaca. Refleja la conexión de la urbe con el rio y los desafíos que ha
tenido que plantearse a lo largo de los siglos. Es un espacio de memoria y
aunque en muchas de sus tumbas no consta nombre alguno, el cementerio honra la
memoria de quienes fueron olvidados por la historia. Viena, tiene una atracción
muy especial por la muerte, con enclaves emblemáticos como el Cementerio
Central, donde descasan una gran cantidad de personajes célebres.
Añadir que, el Friedhof der Namenlosen es un lugar de paz y
tranquilidad, donde el primer domingo, después de la festividad de Todos los
Santos, nos ofrece un servicio en memoria de los ahogados en el rio; se
construye una balsa con flores y coronas para entregar al Danubio, como
recordatorio de los cuerpos que se encontraron a la deriva.
El cementerio es una atracción para todos aquellos que están interesados
en explorar la cara oculta de la ciudad.
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