José María Ibáñez
El suceso que nos ocupa se remonta a la Segunda Guerra
Mundial; conmovedora historia de pérdida, perseverancia y justicia histórica.
Herbert G. Tennyson, era un piloto estadounidense de veinticuatro años,
originario de Wichita, Kansas. Sirvió como primer teniente en el ejército de
los Estados Unidos durante el conflicto bélico.
El 11 de marzo de 1944, Tennyson despegó a bordo de un
bombardero B-24D Libetrator, llamado Heaven Can Wait, junto a otros diez
tripulantes. Su objetivo bombardear las posiciones enemigas en el norte de
Nueva Guinea. Durante la misión, el avión fue alcanzado y se incendió. Testigos
vieron como las llamas se propagaban desde la bodega de las bombas hasta la
cola. El avión se estrelló en el océano Pacífico frente a Awar Point, en la bahía de
Hansa. No hubo supervivientes.
Tras el trágico accidente, ni los restos del avión ni los
miembros de la tripulación lograron ser recuperados. En 1950, la misión fue
declarada “no recuperable”. Los nombres de los once tripulantes fueron
inscritos en el Cementerio Americano de Manila, como desaparecidos en combate.
En 2018, la organización Project Recover localizó los restos
del bombardero a sesenta y cinco metros de profundidad en la bahía de Hansa. En
septiembre de 2024, la Defense POW/MIA Accounting Agency (DPAA) confirmó la
identificación de los restos de Tennyson gracias a los avances tecnológicos en
arqueología submarina y genética.
Después de más de ochenta años, la familia Tennyson recibió
la noticia que tanto esperaban; su ser querido había sido encontrado y pronto
regresaría a casa. Es un ejemplo poderoso de cómo la ciencia, la memoria y la
determinación pueden traer justicia incluso después de generaciones.
Project Recover, recordemos, es una iniciativa dedicada a localizar, documentar y recuperar los restos de aviadores estadounidenses desaparecidos en combate, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Su misión es devolver a casa a los soldados caídos y brindar el cierre del caso a sus familias.
El proceso combina ciencia, tecnología y trabajo de campo en
distintas etapas. Investigación histórica, donde se analizan archivos
militares, diarios de vuelo, mapas antiguos y testimonios de testigos. Se
identifican posibles situaciones de accidentes aéreos en zonas de combate.
Tecnología avanzada, con la utilización de sonares de barrido
lateral, magnetómetros, drones submarinos y GPS para localizar restos de
aeronaves hundidas o enterradas. También se emplean modelados 3D y análisis
geoespacial para reconstruir trayectorias de vuelo.
Trabajo de campo. Equipos multidisciplinarios viajan a
lugares remotos (islas del Pacífico, selvas, océanos) para realizar búsquedas.
Cuando se descubren restos humanos o materiales, se documentan cuidadosamente y
se informa al Departamento de Defensa.
Los restos recuperados se envían a laboratorios
especializados, como la Defense POW/MIA Accounting Agency), y se realizan
pruebas de ADN, análisis forense y cotejo de registros para confirmar las
identidades. Una vez autentificados, los soldados son repatriados con honores y
sepultados según los deseos de sus familias.
Project Recover trabaja en colaboración con universidades
como la de Delaware y la de California, el gobierno de los EE.UU y comunidades
locales en los países donde se realizan las búsquedas.
El cuerpo sin vida del teniente Tennyson fue repatriado a
Estados Unidos para recibir sepultura con honores militares. Aunque no se
confirmó públicamente el lugar exacto, es posible que fuera enterrado en un
cementerio militar nacional como el Arlington National Cemetery en Virginia, o
en su ciudad natal, Wichita, si la familia así lo solicitó.
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*www.infobae.com
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*www.lavanguardia.com
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