José María Ibáñez
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Foto: www.theclinic.cl |
Nos
situamos en el norte de Gales, donde nos cuentan una historia de amistad que ha
conmovido al mundo. Sus protagonistas, Terfel, un perro labrador chocolate de
ocho años que, en 2012, desarrolló cataratas que lo dejaron ciego. Pasó de ser
un perro activo y curioso a uno que apenas se movía, temeroso de chocar con los
muebles o perderse en su propia casa. Pasaba la mayor parte del tiempo en su
cama, desorientado, y Pwditat, un gato callejero que se convirtió en su guía y
compañero inseparable.
Decir
que el color chocolate es uno de los tres reconocidos oficialmente en la raza
Labrador Retriever, junto con el negro y el amarillo. Son conocidos por su
carácter dulce y su lealtad.
Un
día, la dueña de Terfel, Judy Godfrey-Brown, decidió adoptar a un gato
callejero al que llamó Pwditat (pronunciado “Puddy-tat”), sin saber que se
convertiría en el “lazarillo” de Terfel. Desde el primer día, Pwditat se acercó
al perro mostrando una actitud protectora. Usaba su cuerpo para guiarlo
suavemente por toda la casa y el jardín, como si realmente supiera que su nuevo
amigo necesitaba ayuda.
Duermen
juntos, juegan juntos y exploran el mundo juntos. Pwditat, el gato callejero
con corazón de oro, prefiere la compañía de Terfel antes que la de otros gatos.
Su estrecho vínculo ha demostrado que la empatía entre especies es real y
poderosa.
La
historia de Pwditat y Terfel es mucho más que una anécdota adorable. Es una lección
de empatía, intuición y amor entre especies. Como dijo Judy, la propietaria de
ambos: “Nunca he visto nada parecido. Parece que Pwditat supo que Terfel era
ciego por una especie de sexto sentido que tienen los animales”.
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