José María Ibáñez
Doomsday Clock, conocido también como Reloj del Juicio Final
o Reloj del Apocalipsis, es un símbolo creado en 1947 por el Bulletin of the
Atomic Scientists, una organización fundada por científicos del Proyecto
Manhattan, entre ellos Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer
En realidad, no se trata de un reloj físico, sino de una
metáfora visual que, al parecer, indica lo cerca que está la humanidad de una
catástrofe global. La “medianoche” simboliza el momento de la destrucción
total. Cuando más cerca se esté de la medianoche, mayor es el peligro para la
humanidad.
Cada año, la junta del Bulletín o, mejor dicho, un comité de
expertos, evalúa riesgos globales, ajusta las manecillas en función de amenazas
como, una guerra nuclear, el cambio climático, los avances tecnológicos, las
pandemias, los conflictos geopolíticos…
Sin duda, y sobre el papel, todo está muy bien, pero ¿Qué
hacen realmente los miembros del Bulletin? Publican artículos científicos y de
análisis político sobre seguridad global, administran el famoso Reloj del Fin
del Mundo (Doomsday Clock), organizan eventos y debates con expertos,
incluyendo varios Premios Nobel. Y goza de una fuerte presencia en temas a debate como:
desarme nuclear, bioseguridad, Inteligencia artificial y crisis climática,
entre otros. Es decir, mucho ruido y pocas nueces.
¿Dónde estamos ahora?, seguro que es lo que se pregunta la
gran mayoría. En 2025, al parecer, el reloj se encuentra a ochenta y nueve
segundos de la medianoche, el punto más cercano en sus setenta y ocho años de
historia, para la destrucción total de la humanidad; el más próximo al “fin del
mundo”. El reloj ha cambiado de posición más de veinticinco veces desde su
creación en 1947, reflejando los altibajos en la seguridad global.
Aunque es simbólico, dicen los del comité de expertos, el
reloj sirve como una advertencia urgente, cada segundo, cuenta. Su mensaje es
claro, el mundo necesita cooperación global, liderazgo audaz y acción inmediata
para evitar el desastre que se nos viene encima.
¿En que se basa esta decisión? Al inminente peligro que
conlleva la invasión de Ucrania, al conflicto de Oriente Medio, al aumento de
arsenales nucleares por parte de potencias como EE.UU., China y Rusia, al
impacto creciente del cambio climático, el uso militar de la IA…
Además de las amenazas nucleares y el cambio climático, el
Reloj del Fin del Mundo se ajusta en función de una variedad de factores que
reflejan el estado de la humanidad y su vulnerabilidad ante una catástrofe
global. Aquí tenemos los principales elementos que influyen en su medición
simbólica:
*Conflictos geopolíticos. Enfrentamientos activos como la invasión de Ucrania, y las tensiones en Oriente Medio. Amenazas entre potencias nucleares (EE.UU., Rusia, China, Corea del Norte).
*Cambio
climático. Aumento de temperaturas globales y fenómenos extremos. Falta total
de acción política para reducir emisiones, Pérdida de biodiversidad y
degradación ambiental.
*Tecnologías
destructivas. Inteligencia artificial usada con fines militares o sin ningún
tipo de regulación ética. Ciberataques a infraestructuras. Desarrollo de armas
biológicas.
*Desinformación.
Manipulación de la opinión pública mediante redes sociales. Erosión de la
confianza en instituciones científicas y democráticas. Campañas de
desinformación que dificultan la cooperación global.
*Pandemias y salud global. Falta de preparación ante nuevas
enfermedades. Dificultades en el acceso a vacunas y tratamientos. Impacto social y
económico de crisis sanitarias.
Este reloj no predice el futuro, pero sirve como referencia.
Nos recuerda que las decisiones humanas tienen consecuencias globales y que el
tiempo para actuar es cada vez más limitado.
De momento, nos dicen, el reloj es ajustado año tras año por
parte del Bulletin of the Atomic Scientists, eso sí, con el asesoramiento de grandes expertos en seguridad global, clima, tecnología y salud; y alguna cosa
más que no nos dicen. Según parece, o eso dicen, entre ellos hay más de un premio
Nobel. ¿Tenemos que empezar a preocuparnos?
Vamos, lo de siempre. Y es que, la vida no deja de
sorprenderme; en este mundo, para que nos vamos a engañar, “nada es lo que
parece”.
FUENTES CONSULTADAS:
*www.infobae.com
*es.wikipedia.org
*www.rte.es
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