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José María Ibáñez.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

AZRAEL, EL ARCÁNGEL DE LA MUERTE

 Esther Calvo

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Antiguas escrituras nos cuentan la historia de cómo Adán y Eva perdieron su elevado estado de conciencia cerca de Dios, en el Paraíso, para caer en el mundo de la materia en el cual vivimos. Desde entonces todas la criaturas de la Tierra tenemos un ciclo de vida tras el nacimiento. Plantas, animales y el hombre, nacen, crecen, se reproducen o no, y mueren. Este es el ciclo de la vida en este planeta, desconocemos cuáles son los ciclos para los seres en otros mundos. 

Pensemos por un momento, que esto no fuera así, nada se renovaría, los enfermos padecerían sus enfermedades sin fin, el dolor sería un tormento sin final.

El Eterno creó al Arcángel Azrael, como un ser de Luz misericordioso que se acerca a las personas las cuales, deben dejar su cuerpo y trascender a otros planos. Su misión es mantener el equilibrio de la vida en este planeta, llevando la muerte a todo aquel o aquello a lo que le ha llegado su tiempo. Si con el nacimiento comienza un ciclo, con la muerte ha de llegar a su final. Para judíos y musulmanes, Azrael es el encargado de acompañar las almas para ser juzgadas. También llamado Abu Yaria por otros musulmanes y Mordad por los persas. Su nombre proviene del árabe Izrail, cuyo significado es "Aquel a quien Dios ayuda".

Otra versión paleocristiana, nos cuenta como Azra, que era descendiente de los grandes sacerdotes de Aaron y fue escriba en el Segundo Templo de Jerusalén, llamado por los cristianos Esdras, el profeta que anunció la venida de Cristo, subió al Cielo sin haber probado la muerte.

Generalmente y dependiendo del punto de vista de las diferentes religiones, se le atribuye la misión de acompañar al moribundo al otro lado. También se le adjudica su compasión por las almas condenadas, Azrael como jefe de las Potestades, abandonó el Cielo para morar en el último círculo, con el objetivo de mantener a raya a los demonios.

Uno de los miedos más ancestrales del ser humano es la muerte, ya que ello supone dejar el mundo material que conocemos y trascender a lo que podemos llamar el último velo, antes de llegar a un más allá desconocido. Se suele pensar en Azrael como una figura oscura y tenebrosa, se le ha adjudicado una macabra iconografía en forma de calavera o esqueleto que porta una oz con la cual segar las vidas de aquellos a quienes reclama sus almas.

En realidad es un Arcángel, un ser de Luz, psicopompo que cumple las órdenes de lo Oculto, llega en el momento indicado, ni antes ni después de lo acordado con el alma. Lejos de dar miedo, consuela a los que están a punto de fallecer, tranquilizándoles con su compasión y misericordia. 

En la religión cristiana, a San Miguel no solo se le considera como guardián y protector, Jefe de los ejércitos celestiales, sino que también se le ha otorgado la misión de recibir las almas, presentarles la Luz eterna y conducirles a la Gloria del Eterno.

San Alfonso cuenta que un noble polaco llevaba una vida desordenada y licenciosa, por muchos años, aterrorizado al ver que le llegaba su final, no quería ningún consuelo espiritual. De algún modo el noble, a lo largo de su vida, mantenía alguna veneración por San Miguel, lo cual hizo que el Arcángel se le apareciera y fuera asistido en el último momento.

Es también el guardián del Purgatorio, en la iconografía de este arcángel se le suele representar con una balanza para sopesar las almas y el "Libro de la Vida".

Anubis, en el panteón egipcio, llevaba a cabo la misión de pesar el corazón del difunto, puesto que para los egipcios, el corazón era el órgano más importante del cuerpo. En el "Papiro de Ebers" 1500 A.C., se le atribuyen funciones tales como asiento de la inteligencia, la conciencia moral y el pensamiento. Así pues el corazón es capaz de "hablar". También se pensaba que todos los fluidos corporales, desde la sangre, las lágrimas, la orina, el esperma y la bilis viajaban hacia el corazón.

De ahí que cuando alguien emprendía el viaje al Más Allá, su corazón era pesado en una balanza por Anubis. En un platillo, el corazón y en el otro platillo, una pluma de avestruz, símbolo de la diosa Maat. Si el corazón pesaba más que la pluma, es que estaba lleno de culpas y en consecuencia era devorado por una bestia mitológica llamada Ammit. Si pesaba menos, el fallecido había llevado una vida justa y estaba preparado para renacer en el Más Allá, a la derecha de la balanza se encontraba con Tot, dios de la sabiduría, con cabeza de Ibis, quien certificaría en una tablilla el pesaje.

Desde el punto de vista del Islam, Izrail es uno de los cuatro Arcángeles , junto con Yibril, Mikail e Israfil, son los más altos en el Trono Divino. Junto con los ángeles Portadores del Trono, serán las últimas criaturas en morir en el Fin del Mundo islámico a manos de Azrael (Izrail), que antes de quitarse la vida por orden del Señor, es preguntado por Él: "¿Quién queda en mi Creación?" y Azrael contesta: "Sólo tu fiel sirviente mi Señor". Es entonces cuando le ordena que se quite la vida para reanimar a toda la Creación, castigando en el Infierno y premiando con el Cielo.


FUENTES:

*Wikipedia.com

*Nombresparapersonajes,com

*Aleteia,com

*Lostiempos.com

 







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