CEMENTERIO DE LOS LOCOS

 José María Ibáñez

Foto: Zdenka Kuchynová. Radio Prague Internacional. 

El actual distrito de Bohnice, enclavado a unos cinco kilómetros del centro urbano de la ciudad de Praga, en aquella época era un pequeño pueblo donde, entre los años 1906 y 1911, se construyó un gran hospital psiquiátrico con pequeñas viviendas y una iglesia alrededor de un parque de estilo inglés.  

La institución mental también poseía su propio cementerio, conocido popularmente como "cementerio de los locos", un lugar sobrio y ordenado que se distinguía por su pequeña y coqueta capilla. En el camposanto, según las crónicas de la época, fueron sepultados los pacientes fallecidos en el sanatorio, indigentes, suicidas e incluso combatientes de la Primera Guerra Mundial; cuarenta y ocho soldados que llegaron en 1916 procedentes de Italia y que en apenas dos años fallecieron en el psiquiátrico, la mayoría aquejados de tuberculosis. Sus cuerpos fueron sepultados anónimamente en el pequeño recinto sagrado.

El cementerio quedó definitivamente abandonado en el año 1963, cuando tuvieron lugar los últimos sepelios; tumbas y lápidas acabaron sepultados bajo la hiedra. Y, aunque el bosque que rodea el psiquiátrico no deja de ser un lugar tranquilo y conmovedor, no exento de belleza, el pequeño camposanto se convirtió en el sitio ideal de concentración para los más variopintos seguidores y cazadores de misterios e historias sobrenaturales.

En los años ochenta, llegó a alcanzar tanta fama que, incluso, se rumorea que entre sus abandonadas tumbas se celebraban rituales satánicos. Por aquella época muchos afirmaban que aquel reducido enclave sagrado era el más aterrador de Europa; visitantes nocturnos atestiguaban que se producían cambios bruscos de temperatura y altos niveles de energía electromagnética.

Actualmente el psiquiátrico sigue a pleno rendimiento, de hecho, es la institución para enfermos mentales más grande del país y acoge a más de mil doscientos pacientes. En cuanto al viejo cementerio, el pasado 2017 fue totalmente adecentado; se limpió, se podaron las malas hierbas y se reformó por completo la capilla. Una organización local ofrece visitas guiadas por el "cementerio de los locos" y sus alrededores.

Por cierto, si está por la zona no dejes de visitar el cementerio de las mascotas fundado en 1998. Entre sus coquetos sepulcros destacan los del perro Boxer del ex presidente checo Václav Havel, el gato del embajador de los Estados Unidos o el perro del ex primer ministro checo Jirí Paroubek. Un más que reconfortante paseo entre centenares de pequeñas tumbas acicaladas con gran variedad de fotografías, juguetes, collares, correas y pelotitas de goma.

Fuentes:

*Archivo de Historias Olvidadas.

*La Mano Negra.

*elmundo.es

*espanol.radio.cz.