RAÚL NUÑEZ
Artículo publicado por cortesía del IIEE de Chile
Al cumplirse este próximo mes de Abril, 100 años de este dramático
episodio, practicaremos un poco de memoria histórica y apreciaremos que varios
capítulos de esta tragedia no están exentos de hechos curiosos, increíbles
casualidades, premoniciones y también detalles muy mundanos que se han ido
borrando con el paso del tiempo.
Entre las más de 1500 víctimas del naufragio del Titanic
aquella trágica noche del 14 de Abril de 1912, viajaban varios pasajeros
españoles y dos de origen argentino. Recordemos que pasó con ellos.
Víctor Peñasco y Castellana y su esposa Josefina Pérez de
Soto vivieron muy de cerca la tragedia del Titanic. Pareja de jóvenes recién
casados, habían contraído matrimonio el día 8 de Diciembre de 1910 y llevaban
de luna de miel nada menos de año y medio viajando por Europa. La pareja
provenientes de acaudaladas familias españolas de la época, habían disfrutado
en el casino de Montecarlo, en el Covent Garden de Londres, en el Museo
Maxim´s de París, y habían viajado en el Orient Express, etc, etc.
Se puede imaginar el amigo lector la cantidad enorme de
dinero que llevaban gastado estos jóvenes en su prolongada luna de miel,
viviendo a tope y en los lugares más selectos, pero la vida les mostró su lado
amargo, ya que Víctor desaparece en el naufragio y se salva su joven esposa.
Esta contrae matrimonio seis años más tarde con Juan Barriobero y Armas Ortuño
y Fernández de Arteaga, Barón de Río Tovía. La viuda de Víctor pudo rehacer su
vida. Murió a la edad de 83 años en Madrid.
Un dato curioso podemos añadir. Estos jóvenes agraciados por
la fortuna de sus familias, habían dejado un sirviente en París de nombre
Eulogio con un taco de postales firmadas, para que fuera enviando estas
postales a diario a la madre de Víctor, Doña Purificación Castellana Moreno,
con el único fin de tranquilizarla y pensara que estaban en Francia y no
embarcados en el Titanic destino a Nueva Cork. Doña Purificación había tenido
“un mal presentimiento” respecto a este viaje y se opuso sin resultados a su
favor, añadiendo otro de los tantos hechos extraños ocurridos en torno a este
tema de la tragedia del Titanic. También podemos agregar que este joven
matrimonio viajaba acompañado de una fiel sirvienta llamada Fermina, quien se
alojaba en el camarote C109 y que gracias a sus declaraciones se saben algunos
detalles de los últimos instantes de la tragedia. Fermina, tuvo una vida sana y
fuerte como un roble y murió en Madrid a la edad de 93 años. Se sabe muy poco
respecto a su familia e incluso sus apellidos. Era costumbre a principios del
siglo XX que los señores registraran solo con sus nombres de pila a los
sirvientes y criados, y solo se detallaba la escueta formula de “and maid”
Otros españoles que habían embarcado en Cherburgo y que se
encontraban a bordo del Titanic, eran Juliá Padró i Manet de 26 años, hijo de
la localidad catalana de Lliça de Munt y su esposa Florentina Duran i Moré de
30 años de origen leridano. Padro tenía un restauarant en Barcelona y lo vendió
para irse a Cuba junto con su esposa. Junto con este matrimonio viajaba la
hermana de Florentina, de nombre Asunción también de 26 años. Además viajaba un
amigo de esta familia, su nombre era Emilio Pallás i Castelló. Todos ellos eran
catalanes que viajaban con la idea de “hacer las Américas”, como se decía en
aquella época cuando se buscaba fortuna. El origen de estas personas no era
Nueva York sino La Habana en Cuba. Siguiendo la pista, se sabe que con el paso
del tiempo Juliá Padros llegó a ser propietario de una gran compañía de
autobuses en Cuba, mientras su amigo Emilio Pallás regreso a Lérida, se casó y
fue propietario de una panadería. Según el hijo de Pallás que aún vive en
aquella ciudad, su padre cojeó toda la vida, pues al saltar fuera de la borda
del Titanic se rompió una pierna. Las hermanas Florentina y Asunción se pierden
con el paso del tiempo en el olvido y seguramente terminaron sus vidas en la
isla caribeña.
Otra ciudadana española que se relaciona con esta tragedia
es, Encarnación Reinaldos, quien embarcó en Southampton y es una gran incógnita
su vida. Se sabe muy poco de ella, incluso de sus ramificaciones familiares. Su
vida posterior a la tragedia es totalmente desconocida y queda para siempre en
la nebulosa de la incógnita más absoluta.
Existe la mención de “un buen amigo argentino” por parte de
los amigos catalanes Pallás y Padró al periódico “La Discusión” de La Habana el
día 29 de Abril de 1912. Según estos amigos, esta persona argentina les avisó
del peligro en que se encontraba el Barco. Seguramente era un pasajero que
habían conocido en la travesía, y al parecer había compartido mesa con ellos
más de una ocasión. No se sabe nada más al respecto de este señor sudamericano,
aunque lo más probable que también fuera víctima del naufragio
Un caso especial es el de la camarera del Titanic, Violet
Jessop. Había nacido el 2 de Octubre de 1887 en la República Argentina, pese a
tener un acusado acento irlandés. Curiosamente había viajado anteriormente con
el capitán del Titanic, Edward J. Smith en el Olimpia, trasatlántico que había
chocado con el crucero británico Hawke, el cual hundió. En ambas oportunidades
se salvo ilesa. Su vida posterior a la tragedia, la lleva a embarcarse como
enfermera en el Britanic, barco que había reciclado como barco-hospital para la
Primera Guerra Mundial. El día 21 de Noviembre, cuando el Britanic se
encontraba cruzando el Canal de Kea, chocó contra “algo”, seguramente una mina
y se hundió en menos de una hora. Violet Jessop se fracturo el cráneo pero
nuevamente sobrevivió a esta nueva tragedia en su vida. A la muerte de Violet, sus sobrinas encontraron manuscritos
fechados en el año 1934 escritos por la propia Violet, donde esta narraba las
trágicas peripecias marítimas que le tocó vivir. La historia le guarda el mote de “gafe” o “jeta” que se ganó
dada su presencia en tres naufragios de barcos similares, donde ella se salvó
en todas las ocasiones. Murió el mes de Mayo de 1971 en la localidad de Great
Ashfiels, en Suffolk, Inglaterra. Vivía en una casita del siglo XVI de techo de
paja, y en el año 1997 fue editado su relato “Titanic survivo” (Superviviente
del Titanic)
RESUMEN DE LOS VIAJEROS EXPUESTOS EN EL ESCRITO ANTERIOR
Víctor Peñasco y Castellana (esposo de Josefina “Pepita”)
Josefina Pérez de Soto (esposa de Víctor Peñasco)
Fermina, sirvienta de Víctor y Josefina
Asunción Durán i Moré (hermana de Florentina)
Florentina Durán i Moré (esposa de Julià Padro)
Julià Padro i Manent (esposo de Florentina Duran)
Emili Pallás i Castelló (amigo de Julià Padro)
Encarnación Reynaldo (viajera anónima española)
Viajero argentino anónimo (ilocalizable su identificación)
Violet Jessop, camarera de origen argentino (“Gafe”)
De los ocho españoles que viajaban en este gran trasatlántico
de lujo, monumento del capitalismo de la época, donde las estructuras sociales
del mundo civilizado se representan á¿mpliamente, solo uno es víctima en el
naufragio, los otros siete se salvaron. Como dato anecdótico podemos agregar
que, el joven Víctor Peñasco y Castellana quien murió en las frías aguas del
Atlántico Norte, su cadáver nunca fue encontrado, las crónicas relatan, que su
madre Purificación Castellana Moreno, ante la burocracia que significaba para
asuntos de herencia no tener un cadáver de cuerpo presente, movió sus
influencias sociales para solucionar este problema, dando paso a
especulaciones de todo tipo, incluyendo la suplantación del cadáver, pero esto
es motivo de otro cuento.
CASUALIDADES Y PREMONICIONES RELACIONADAS CON EL TITANIC
Existe numerosa literatura respecto a la relación de ciertos
acontecimientos y su conexión paranormal con el hundimiento del Titanic.
Realizando un resumen y mencionando las más importantes, anotaremos que en el
año 1898 un oscuro escritor de nombre Morgan Robertson escribió una novela
titulada “Futility” (Vanidad) En esta novela idealiza un barco llamado Titán
que surge las mismas funestas consecuencias que el Titanic, adelantándose 14
años a los acontecimientos verdaderos ¿Simple coincidencia? La novela de Morgan
Robertson fue ampliamente difundida en el año 1912, año del hundimiento del
Titanic, con el nombre de “El naufragio del Titanic” con la frase como
subtitulo “El ejemplo más asombroso de profecía”
Por otra parte, la primera década del siglo XX, el periodista
W.T. Stead protagoniza uno de los episodios premonitorios más curiosos. W.T.
Stead publica un artículo con una enigmática historia muy parecida al Titanic.
Luego se conocía que había entablado relación con dos adivinos ingleses que le
profetizaron que en el plazo de dos años viajaría a los Estados Unidos y que
veían a más de un millar de personas en oscuras y frías aguas del mar, luchando
por salvar sus vidas. W.T.Stead compro un pasaje en el Titanic y
lamentablemente para él las palabras de los adivinos acertaron. Stead falleció
en las frías aguas del mar Atlántico.
Otro caso curioso que registran las crónicas de la época es
referente a William Reed. Primero de todo hay que hacer notar que nació en el
preciso instante del naufragio del Titanic. En el año 1935 siendo un competente
oficial de la Marina Mercante Británica y que por supuesto que no cree en las
coincidencias se embarca en el Titanian, que realiza el mismo itinerario del
hundido Titanic. Estando casi en el mismo punto del naufragio del fatídico barco,
comienza a sentir agobio y una presión enorme en el pecho, la sensación es casi
insoportable y casi inconscientemente modifica el rumbo del Titanian, con tanta
suerte que el mercante pasa rozando un iceberg que podría haber hecho repetir
la historia del Titanic.
Para no alargarnos mucho, por último mencionaremos la
incomprensible actitud del acaudalado matrimonio Wanderbright, quienes tras
adquirir un pasaje de primera clase y estando ya listo el camarote, pues el
mayordomo de la pareja ya había instalado todas las pertenencias de la pareja
en aquel sitio, no quisieron subir a bordo. El matrimonio abandono todas sus
pertenencias y al sirviente en una inesperada decisión ¿Sexto sentido? Nunca se
ha explicado satisfactoriamente esta decisión de último momento de este
matrimonio. Queda aquí como un dato más.
Ian Stevenson, psicólogo y parapsicóloga de la Universidad de
Virginia estudió e investigó el caso del Titanic y sus casualidades. Sus
resultados se pueden resumir de la siguiente forma:
* 19 casos de personas que antes del naufragio presintieron
los hechos con premoniciones, clarividencias y telepatías.
** Los investigados están relacionados con el Titanic en tres
niveles. Los primeros iban a viajar en el barco, otros eran familiares de los
viajeros, y otro grupo estaban relacionados remotamente con las víctimas.
Otros detalles que se sacaron como conclusión, es que la
mayoría tuvieron las precognición de los hechos mientras dormían, sufriendo
visiones o sueños de desastres. También el doctor Steveson constató que siete
casos en los que el fenómeno premonición se presentó a horas del naufragio, es
decir, cuando aún no habían recibido información alguna.
Para algunos psicólogos y estudiosos de estos fenómenos todas
estas coincidencias espacio-temporales convergen con la teoría real de
sincronicidad enunciada por Carl Gustav Jung, quien explica que todas las
personas hemos sentido una coincidencia significativa que ha modificado el
rumbo de nuestras vidas. Este hecho para Jung no se trata de una casualidad, es
una respuesta lógica a los parámetros de origen-causa-efecto, que al parecer
nuestro mundo se mueve en torno a los citados parámetros.
Publicado originalmente en la revista “La Séptima Llama” (España)
No hay comentarios:
Publicar un comentario